Date: Tue, 15 Nov 2005 00:24:11 +0100
From: Juan José Pastor <[log in to unmask]>
Subject: RE:
To: "'A. Robert Lauer'" <[log in to unmask]>, [log in to unmask],
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Estimado Profesor Lauer:

            Lamento profundamente este último escrito del señor Rey. Le ruego que publique, esta vez como carta abierta al señor Rey y si así lo estima conveniente, esta última réplica, la cual juzgo, una vez acabada, demasiado extensa para lo que el asunto, a estas alturas, merece. Le rogaría igualmente que tuviera la amabilidad de darme de alta en el coloquio, de manera que pudiera así de algún modo conocer las intervenciones de mi interlocutor sin que le sea gravoso tener que remitírmelas de forma personal.

            Reciba un cordial saludo,

            Juan José Pastor

            Universidad de Castilla-La Mancha.

 

 

Estimado señor Rey:

            Agradezco todo su interés en uno de mis trabajos (o más bien por un breve fragmento intencionadamente tergiversado del mismo): simplemente deseo comunicarle que no continuaré un juego cínico de cartas cruzadas a través de terceros y que en este caso he optado por dirigirme a usted públicamente. Celebro que amable y cortésmente me remita a su privilegiada bandeja de correo no deseado . He de decirle que, en mi caso, simplemente desearía tenerle en mi bandeja, en la cual dispone de una carpeta, hasta ahora vacía, con su nombre. Si le dirigí en un correo particular una repuesta detallada fue porque la prudencia me llevó a no afear algunas de sus afirmaciones (entre ellas la imputación de la existencia de Salvador Luis y su oda, sobre la cual le ruego que revise lo escrito y comentado), las cuales, con un poco de cultura general y una pequeña dosis de positivismo, como bien sabe, le hubieran supuesto menos quebraderos de cabeza. Si no las publiqué fue por no fatigar: sin embargo, no tengo inconveniente alguno en remitir esas observaciones a todos aquellos que anden interesados en el asunto.

            Ahí están los textos y seré didáctico: en su primer artículo, y a través de una cita sesgada, me imputaba la existencia de una obra de 1591; en el segundo termina reconociendo que hago referencia a una obra del XVIII que nada tiene que ver con la primera fecha. Mal caballero al que le anda enmendando la plana su escudero . A partir de aquí, tiene razón: sobra la retórica de calamar quizá también algo de bla, bla, bla - y cualquiera puede cotejar ambos textos. En cuanto a la formación musical cervantina, no sólo paterna para cualquier avisado su relevancia es la que es, no más que las otras muchas por mí estudiadas- sino general, la prudencia me llevó igualmente a comunicarle no sólo fuentes, sino a trasladarle abiertamente algunos nombres de interés, así como remitirle a varios trabajos de investigación, entre otros al mío (aunque puede seguir ignorándome en su, espero, poco poblada bandeja). Por eso confío en que me permita dudar de un artículo que se publicará sin la consulta de una tesis que, acaso tangencialmente, y sin ser en ella lo más relevante, toca el tema. Del resto de observaciones (Ariosto, el silencio en Cervantes, tan bien estudiado, e incluso un don Quijote laudista o vihuelista, etc&) le reconozco el buen juicio de eximirse, tal y como anticipa, de dar explicaciones: usted sabe ahora también como yo que, por mucho que se empeñe, no ha roto la pereza y desidia de las investigaciones pretéritas y lamento confirmarle una vez más que anda poco informado y que sólo la lectura y la consulta profesional le hubieran evitado afirmaciones tan arriesgadas. Si hiciera uso del tono a que acostumbra, su observación acerca de Valderrábano, simplemente por tardía, extemporánea y desinformada bien podría calificarse de redundante, poco original y, a la postre, obsoleta. Sin embargo la aprecio en la medida en que sólo me confirma algo cierto es que bien poca cosa- de lo que en este sentido otros antes hemos adelantado y subrayado.

Celebro que no quiera dar más datos sobre su futura publicación: Sería por mi parte poco hábil y hasta poco honesto anticipar resultados y sustraer interés a la incipiente publicación . Por mi parte yo, que jamás quise publicitar trabajo alguno más allá del interés que pudiera despertar por sí mismo, por lo que prefiero ser menos críptico y remitirle nuevamente a la publicidad de mis escritos, donde encontrará los datos que demanda y que sin duda podrá consultar. Renuncio a su generosa oferta de lucimiento : quienes me conocen sabrán que nunca he buscado lucimiento alguno. No obstante, y considerando la dignidad de mi tarea profesional, personalmente jamás hubiera escrito el artículo que se nos promete sin la consulta de algunos trabajos precedentes que, simplemente por su conocida y mera existencia previa, hubiera hecho inexcusable, para evitar males posteriores, su lectura (y me refiero e insisto, esto es una mera valoración profesional, a las páginas por mí escritas, comunicadas y publicadas que llevan por titulo Y me precio de cantar algunas estancias de Ariosto o Don Quijote: trovador y cortesano ).

Lamento igualmente y me decepciona profundamente que su oratoria y elocuencia persista en los réditos de su condición de bachiller, después de haberle enviado personalmente la siguiente nota: pude ver en varios lugares un desprecio muy evidente por el ámbito universitario ( otra vez la universidad ) que no puedo compartir y que me decepcionó profundamente. Yo ando ya cansado de tanto juego verbal e ironía y le ruego al señor Rey que sepa disculpar el injustificable uso peyorativo de la condición de Bachiller, motivado por una respuesta inmediata ante un texto que por su precipitada e indocumentada visceralidad me cubrió de indignación. Entiendo que lo uno no justifica lo otro, por lo que reitero mis disculpas y le manifiesto mi admiración por otros trabajos suyos mucho más reflexivos y bastante menos improvisados que el artículo cuya críptica procedencia todavía hoy desconozco . He de decirle que la elocuencia ha de estar al servicio de la verdad y me decepcionan de nuevo profundamente sus acostumbrados silencios y usos interesados. Afortunadamente su silencio nada tiene que ver con el cervantino, infinitamente significativo.

No volveré a intervenir, pues, en este foro ente el requerimiento de mi desinformado interlocutor, pues entiendo que dar nueva cuenta de lo que me pide no iría sino en contra y en detrimento de su dignidad profesional, ya que todo ello anda depositado, defendido y publicado. Tal vez debió leerlo antes de su primer artículo. Por eso, siento decirle que el tiempo no me sobra, por lo que no contestaré a pataletas como las siguientes: Un incendio es algo muy grave. El Sr. Pastor nos debe una aclaración pública del mismo y de los otros errores y no se puede ir de rositas como los desalmados que en verano asuelan nuestra atormentada geografía con la intención de convertirla en una gran Mancha . Envié, pues, si así lo desea, tal y como señala en otro lugar, mis razones a la papelera. 

Finalmente, y esto me parece especialmente grave y sintomático, tampoco puedo mantener un intercambio honesto de pareceres ante quien, a pesar de haber sido requerido en varias ocasiones sobre ello, se ha negado a comunicarme la fecha, lugar y procedencia del artículo que motivó este debate. No volveré a solicitarlo pues entiendo que, después de tantas oportunidades como escritos que hasta aquí han llegado, su falta de respuesta a estas alturas, tanto pública como personal, sólo puede estar justificada bien por la vergüenza, bien por mala fe.

En todo caso, quiero trasladar al foro que cuente con mi más absoluta disponibilidad para todos aquellos temas musicales cervantinos en los que puedan serles de alguna utilidad mis trabajos académicos.

Reciban todos un cordial saludo,

Juan José Pastor

Universidad de Castilla-La Mancha