La discusión de los colegas del Coloquio Cervantes sobre los molinos de viento me ha hecho pensar por qué ha sido este episodio (DQ 1.8) y no otro el que haya sido asociado tan notablemente con don Quijote desde la publicación de la obra hasta la fecha, ya sea en España como en el resto del mundo.  En DQ 2.3 el propio Quijote le pregunta a Sansón Carrasco qué hazaña suya se pondera más.  El bachiller responde primero que acaso la de los molinos de viento, aunque otras posibilidades son la de los batanes, la de los carneros, la del muerto que llevaban a enterrar a Segovia, la de los galeotes y la del vizcaíno.  La edición de Francisco Rico anota que los molinos que vio DQ «eran acaso una relativa novedad, introducida hacia 1575 desde los Países Bajos» (103; nota 2, DQ 1.8).  Sin embargo, Sancho Panza reconoce no sólo el hecho de que sean molinos de viento sino que también nos informa exactamente cómo funcionan: «Mire vuestra merced respondió Sancho que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino» (ibid.).  Inmediatamente después, don Quijote culpa a Frestón (uno de tantos encantadores que lo persiguen) de haberle cambiado los gigantes en molinos para quitarle la gloria, demostrando, por lo tanto, que DQ también reconoció finalmente que eran molinos (o sea, que eran algo conocido tanto para él como para Sancho).  Ahora bien, si los molinos de viento ya eran conocidos (como sugiere el amable colega José María Paz Gago) en lo que hoy es Irán desde el siglo VII a. de C., y en Europa desde al menos el siglo XII, sobre todo en Holanda y La Mancha, el molino como máquina no representaría ninguna invención «nueva» para nadie en pleno siglo XVII.  A la vez, el molino continúa siendo un signo perdurable hasta la época.  De nuevo, ¿qué es lo que lo hace algo tan inseparable de don Quijote?  O sea, ¿por qué los molinos y no, por ejemplo, los batanes u otra cosa? ¿Por qué es el grabado de la aventura de los molinos de viento de Gustave Doré acaso su dibujo mejor conocido?  ¿Por qué es la aventura de los molinos de viento la primera variación de Don Quixote op. 35 de Richard Strauss?  ¿Por qué es ésta la primera aventura en The Man of La Mancha y no, por ejemplo, la de Andrés y Juan Haldudo el rico, como tenemos en la novela y en la célebre versión cinematográfica soviética de Don Kikhot (1957) de Grigori Kozintsev?  ¿Por qué está dispuesto un director de cine del prestigio de Terri Gilliam a dejar morir su proyecto de The Man Who Killed Don Quixote cuando el actor Jean Rochefort, por problemas de la próstata, no puede subir a caballo y atacar los molinos de viento?  O sea, ¿por qué es de rigeur mantener esta escena?  ¿Por qué usamos la expresión en inglés «tilting at windmills», sabiendo que su origen tiene que ver con Don Qujiote?  Finalmente, ¿Por qué votaron Uds., estimados colegas del Coloquio Cervantes, en su mayoría, por el sexto cuadro de Theo Reichenberger, «Don Quijote ataca los molinos de viento» (empatando con el primero, «DQ reads the romances of chivalry»)? <ver adjunto>
        Posibilidades (pro y contra):
1.      No pueden ser los molinos un signo de máquinas modernas.  Al contrario, sería un signo relacionado estrictamente con la agricultura, desde tiempos inmemoriales.
      2.        No pueden ser los molinos un signo de la modernidad o de lo exótico.  Al contrario, parecería ser más un signo asociado estrictamente con La Mancha y España, pues algunos estudiosos plantean que los molinos, de origen oriental, pasaron a Holanda e Inglaterra de España, no de Holanda a España, y no en el siglo XVI (como sugiere la edición de Rico), sino en la edad media.  Los molinos de viento son en efecto iconos de algo que sería de lo más típico de España, sobre todo de La Mancha.  O sea, molinos y castillos sería lo que se nos ocurriría a nosotros cuando oyéramos el signo «Castilla» o «La Mancha».
      3.        ¿Es el molino de viento, acaso por ser un signo tan arcaico y universal, equivalente a lo más antiguo posible, por ende, a lo más tradicional posible?  Siendo así, es por lo tanto una acción de lo más absurda atacarlo, como sería, por ejemplo, usar un coche hoy día para chocarlo contra una iglesia?  O, seamos de lo más atrevidos, ¿sería acaso tan simbólico atacar un molino de viento entonces como hoy en día sería atacar con aviones nacionales torres gemelas que representaran la esencia del capitalismo en la modernidad?

NOTA BENE: Les mando como adjunto el cuadro de Theo Reichenberger sobre DQ atacando los molinos de viento

Prof. A. Robert Lauer
The University of Oklahoma
Dept. of Modern Langs.,  Lits., & Ling.
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