Para poder responder adecuadamente a la pregunta sobre si Cervantes era o no feminista se tendría que establecer primero una definición del término.  A la vez, lo que interesa aquí es ver cómo presenta este narrador a sus personajes femeninos, que, obviamente, sería otro asunto.  Propongo para nuestros propósitos que el «feminismo» literario de Cervantes, si existe, se debiera deducir de la forma como presenta a sus personajes femeninos; haciendo una comparación con la forma como el mismo narrador presenta a sus personajes masculinos.  También se tendría que comparar la manera de presentar a estos personajes con la manera como otros autores habrían presentado a personajes similares en sus respectivas obras y en la misma época barroca.  En otras palabras, ¿presenta Cervantes a sus personajes femeninos de la misma forma que presenta a sus personajes masculinos?  ¿Desarrolla más a unos que a otros?  ¿Tienen unos las mismas dimensiones verosímiles que los otros o son simplemente tipos y no personajes? 

Tomando sólo Don Quijote como modelo de análisis, se podría establecer una tipología que incorporara al menos tres tipos de personajes femeninos: a) nombres, b) tipos y 3) personajes.  En la primera categoría colocaría a doña Cristina (esposa de don Diego Miranda), cuya existencia se limita a ser nombrada; Casildea de Vandalia, otro nombre, ficticio, además; la hija del ventero, cuyo nombre desconocemos; la sobrina de DQ, cuyo nombre aparece sólo al final de la segunda parte de la novela; y Dulcinea del Toboso, otro referente, en este caso inventado o sublimado.  En la categoría “b” (tipos), colocaría al ama, Maritornes, doña Rodríguez, Aldonza Lorenzo y, acaso, Altisidora.  Estos son tipos reconocibles y exagerados (criada, dueña, villana, femme fatale, etc.) de otros géneros y épocas.  Los (“c”) personajes más desarrollados y acaso más verosímiles serían acaso Dorotea, Marcela, Luscinda, Camila, Claudia Jerónima, Zoraida, Ana Félix, acaso la hija de don Diego de la Llana, etc.  Estos personajes se valen de sí mismos, son capaces de sobrellevar las cargas iniciales que las abruman, capaces también de solucionar sus problemas, ya sea por su elocuencia (Marcela, Dorotea), su fuerza (Dorotea, Claudia) o su ingenio (Zoraida, Camila, Luscinda, Ana Félix y la hija de don Diego de la Llana).

Sin embargo, me doy cuenta que aun a los personajes “b” (tipos) se les puede ver las entrañas, por así decir.  Maritornes no es sólo un personaje grotesco y villanesco.  Es también una mujer con deseos humanos y capaz de sentir lástima por el prójimo.  Doña Rodríguez podrá ser una mujer ingenua, pero el narrador también nos deja ver un profundo patetismo al retratar a esta triste figura.  No son personajes de risa (o si lo son, también son personajes que hacen sentir lástima).  Tampoco son víctimas.  Se enfrentan a la vida como pueden; también sobreviven a pesar de sus arduas circunstancias.  Acaso aquí esté la clave del supuesto feminismo o no del narrador.  O sea, ¿es capaz Cervantes de retratar a sus personajes femeninos con la misma capacidad de verosimilitud que tienen sus personajes masculinos?  Más aun, ¿es capaz de desarrollar el narrador a personajes típicos que acaso otro narrador habría exagerado (por ejemplo, Alemán o Quevedo) sin necesidad de otorgarles dimensión humana? 
Mi respuesta sería que sí.

A. Robert Lauer
The University of Oklahoma


Prof. A. Robert Lauer
The University of Oklahoma
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