Cervantes y la gradación de las provocaciones en DQ 1.35: el ataque furioso de don Quijote a los cueros de vino
    
Comentario de Mary C. Beeler <[log in to unmask]>
The University of Oklahoma

        Desde el inicio de la novela de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha hasta el momento de la lucha con los cueros de vino, el personaje de don Quijote ha pasado por una serie de acontecimientos que lo llevan a reaccionar con gran furia y a imaginar una batalla contra un gigante.  Existe una curiosa metáfora entre los cueros rebosantes de vino que se derraman y la paciencia de don Quijote que, también rebosante, llega a su límite y se desborda en ira.  En este pasaje vemos a don Quijote furioso luchando en contra de un gigante.  El gigante representa al mundo.  La pérdida de la cabeza del gigante representa la falta de sensatez de las personas y el derramamiento del vino, representa el pecado que se desborda y tiñe todo lo que está a su paso.  Don Quijote lucha para vencer la injusticia, «desfacer agravios, socorrer viudas, amparar doncellas» (Cervantes, DQ [ed. Murillo] 141; 1.9).  Cuando lucha contra el gigante está luchando contra los anti-valores materializados en los cueros de vino que don Quijote ve como gigante.  De acuerdo al Diccionario de los símbolos de Chevalier, «el gigante representa todo lo que el hombre debe vencer para liberar y hacer florecer su personalidad» (Chevalier 532).

     Los capítulos anteriores muestran la lucha constante de don Quijote por defender sus ideales y proclamar la virtud.  En sus lecturas, el personaje ve las historias de los caballeros andantes que se preocupan por la justicia y la defensa de los mas débiles y, consiguientemente, decide convertirse en uno de ellos.  Sin embargo se da cuenta de que hay encantadores que tratan de hacer batallar a las personas y procurarles el mal.  Desde que sale de su casa hasta el momento en que lucha con los cueros de vino ha visto una serie de acontecimientos que le colman la paciencia y lo hacen reaccionar de una manera violenta.  En su imaginación ve materializados en el gigante los vicios, la injusticia y una serie de anti-valores que aumentan su enojo ya desbordante por previos incidentes. 

     Recordemos algunas etapas de sus aventuras previas al suceso de los cueros de vino.  Cuando don Quijote sale al mundo en búsqueda de aventuras, su primer encuentro es con un labrador que está azotando a un joven (1.4).  Andrés, el joven, representa al débil, al desamparado y al imposibilitado de defenderse; mientras que Juan Haldudo representa el poder y el abuso.  Don Quijote sale en ayuda de Andrés y reta a Juan Haldudo el rico para que no siga maltratando al joven. 

     Otro pasaje importante es el encuentro con seis toledanos que iban a comprar seda a Murcia.  Vale recalcar la importancia del seis, ya que es el número del pecado y de la revuelta.  Un enfrentamiento con el seis es en un nivel metafórico una lucha con el mismo demonio.  Aquí la lucha es para que confiesen que Dulcinea es la más bella mujer.  Simbólicamente Dulcinea representa la virtud, la pureza, el bien.  Los toledanos se burlan de don Quijote y se niegan a confesar lo que él les pide, o sea, reconocer la virtud en el mundo.  Uno de ellos lo golpea hasta dejarlo molido.  En este episodio vemos la lucha del bien contra el mal y, temporalmente, la victoria del segundo sobre el primero.

     Esto hace regresar al personaje a su casa, la casa como refugio, la casa como lugar de retiro.  La casa es el centro.  Así como el templo se construye en el centro de las ciudades, la casa es nuestro centro, nuestra fuerza, el lugar donde descansamos y tomamos energía para continuar la lucha.  En Egipto se llamaban casas de vida a los seminarios religiosos que estaban vinculados con santuarios, lugares donde los escribas copiaban figuras y textos religiosos (Chevalier 258).

     Si vemos la casa de don Quijote como un «seminario», ahí encontraremos muchos libros, tanto «buenos» como inútiles u ociosos.  Esto nos lleva a otro suceso importante que aumenta el enojo en don Quijote.  Mientras él duerme, el barbero y el cura pasan juicio sobre sus libros y mandan muchos a la hoguera.  A la vez, después culpan a un encantador por la desaparición de sus libros y de la habitación donde estaban.
     Después de este acontecimiento tan extraño, don Quijote retoma su búsqueda de aventuras.  Lucha con molinos a los que considera gigantes.  Esta es la primera vez que don Quijote se enfrenta a gigantes y sale derrotado.  La próxima vez que don Quijote hace frente a gigantes es durante su encuentro con los cueros de vino.  En esta ocasión, por supuesto, sale vencedor.

        En el capítulo de la lucha con los gigante del vino, el pasaje muestra que en los cueros llenos hay un mundo repleto de vicios y pecados.  Don Quijote manifiesta su desesperación y trata de dar fin al vicio que se desborda y se manifiesta como gigante.  En este momento ya ha tenido una serie de luchas contra el mal y ha adquirido experiencia.  Lleno de brío lucha y derrota al gigante del vino.  La ira y prepotencia que abraza a don Quijote es la misma ira que llevó a David a vencer a Goliat.  David era muy joven, casi un niño, molesto por las blasfemias y burlas de los filisteos al pueblo israelita y decide tomar justicia por su propia mano y logra vencer.  Don Quijote también es un joven de corazón y su inocencia lo lleva a tratar de vencer a los gigantes que agobian a la humanidad.  Sus sueños, sus ideales y sus valores siempre están en lucha constante contra el mal que reboza el mundo.  Don Quijote, colmado de ver la injusticia y el mal, materializa a su gigante en cueros de vino y obtiene la victoria.

Obras citadas

Cervantes Saavedra, Miguel de.  El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha.  Ed. Luis A. Murillo.  Vol. 1.   Madrid: Editorial Castalia, 1978.

Chevalier, Jean y Alain Gheerbrant.  Diccionario de los símbolos.  Ed. Robert Laffont.  Barcelona: Editorial    Herder, 1993.