- Velas para Nosferatu
- Celebro las aclaraciones conceptuales respecto a la cuestión étnica
y/o cultural-religiosa de Cervantes. Por ser quien es (o fue), y
por la importancia que la crítica castrense le ha dado al tema, supongo
que es el tema todavía está en vigencia. No obstante, aún en el
caso de criptojudaísmo, no estoy totalmente convencido de su importancia,
excepto, acaso, en el caso de un autor que escribiera sobre asuntos
teológicos (y sólo en el caso de que cometiera un error [y aún así, la
intención sería lo único importante, creo yo]). Cuestiones de esta
índole siempre me hacen pensar en el ensayo de Oscar Wilde sobre La
decadencia de la mentira (1873). Después de todo, la insigne
ficción es precisamente la que crea mundos cerrados ajenos a la biografía
particular de su creador, o sea, la que miente en forma
convincente. Otrosí, recuerdo que Pi y Margall, en ocasión acaso
más católico que el papa, a pesar de su ideología republicana, acusaba al
pobre jesuita Juan de Mariana de ser un hombre pérfido y un sacerdote
hipócrita por sus supuestas ideas políticas sobre el regicidio en De rege
et regis institutione. No obstante, un autor (sea o no Juan de
Mariana o jesuita) que escribe un tratado político (De rege) o
económico (como en el caso de De monetae mutatione) escribe en uno y
otro caso como político o como economista respectivamente, no como
eclesiástico. Cuando un Segismundo Freud escribe su Moisés y
el monoteísmo o Tótem y tabú, se expresa como antropólogo o
estudiante de religión; cuando escribe sobre histeria lo hace como
médico. Un Pier Paolo Pasolini (comunista y gay) que gana premios
de la Office Catholique International du Cinéma o de la Lega Cattolica
per il Cinema e la Televisione della RFT por su Evangelio según San
Mateo no es necesariamente un criptocristiano sino un buen director
de cine. Cuando Cervantes escribe ficción lo hace como el excelente
mentiroso que fue. Bien podría haber sido budista o hindú, japonés
o chino. No creo que importe demasiado, salvo acaso para un
inquisidor, y sólo si hubiera escrito algún tratado teológico y hubiera
hecho algún error en él. Sería mi humilde opinión. Saludos
cordiales de ARL.