Estimados colegas del Coloquio Cervantes,

Empieza de nuevo el Coloquio Cervantes, después de unas necesarias 
vacaciones veraniegas.  Esta vez, Kurt Reichenberger y yo hemos decidido 
obsequiarles tres temas de discusión al mes para que los estimados colegas 
tengan varias opciones y puedan responder a las propuestas con más tiempo y 
menos prisa.  En la página electrónica del Coloquio 
<http://www.ou.edu/cervantes/coloquiocervantes.html> encontrarán los temas 
anteriores (de 1 a 9) [favor de teclear los enlaces del índice] y, dentro 
de poco, los temas 13-19 (en el índice) con sus respectivos enlaces.  A la 
vez, los colegas podrían opinar sobre temas ya tratados (1-9); no obstante, 
favor de indicar el número del tema (1-9) para poder yo, A. Robert Lauer, 
colocar sus valiosos comentarios en el espacio apropiado.  De no ser así, 
los comentarios no serán puestos en la página, aunque siempre podrán leerse 
en los archivos del Coloquio: <http://lists.ou.edu/archives/cervantes-l.html>.

Otrosí, Kurt Reichenberger, siempre innovador e infatigable, me sugirió la 
creación de otro coloquio, Coloquio Teatro de los Siglos de Oro, el cual ya 
ha sido programado.  Favor de ver el enlace 
<http://www.ou.edu/teatro/coloquioteatro.html>.  Mañana, acaso, se mandarán 
los nombres de los socios de la AITENSO y el Coloquio Cervantes a este 
nuevo coloquio, y se añadirán tres temas de discusión para ese coloquio.

Favor de dialogar.

Saludos cordiales de

Los editores


ASUNTOS CRÍTICOS DE DISCUSIÓN PARA ESTE MES:
Décimo tema de discusión:
(SEPTIEMBRE)

Para responder a este tema, favor de mandar un mensaje a 
<<mailto:[log in to unmask]>[log in to unmask]>
o a los archivos del foro: < http://lists.ou.edu/archives/cervantes-l.html >

La venta, el ventero y las mozas de partido

Lo que hace el episodio tan llamativo es la discrepancia total en los 
horizontes de expectativa: Las mozas de partido, esperando en el portal de 
la venta, ven en el caballero que llega, un galán para la próxima noche; el 
ventero un huésped que va a comer, pasar la noche en la venta y pagarlo 
bien. A don Quijote la venta le parece un castillo, el ventero un noble 
señor y las dos rameras damiselas ilustres. Además, Cervantes suministra 
decentes insinuaciones tipológicas: Tras una larga carrera por la campaña 
veraniega, a don Quijote –cansado y hambriento– la venta le parece brillar 
como la estrella de Belén. Y el susto que las mozas sienten por el aspecto 
del caballero armado evoca el susto que María y Ana sienten al repentino 
aparecer del arcángel Gabriel, mensajero celeste1. Las mozas, al principio 
asustadas, se ríen, lo que enfurece a don Quijote. Pero el ventero, hábil 
pacificador, interviene y, poco tiempo después, las mozas han desarmado a 
nuestro héroe –reminiscencia burlesca de las escenas eróticas de los libros 
de caballerías– y, como a un nene, le dan a comer, bocado tras bocado. 
Mezcla de elementos disparatados que culmina en momentos de confusión 
total. Episodios que hacen de la novela un botón de muestra de un mundo al 
revés, tópico mimado en la época del arte manierista. Notas1 Con respecto a 
las evocaciones tipológicas compárese el artículo de Walter Marx, „Die 
Säkularisierung der analogen theologischen Denkform der Typologie im Don 
Quijote von 1605.“ En: Cervantes y su mundo I, eds. Eva & Kurt 
Reichenberger (Estudios de literatura 90). Kassel 2004, pp. 169-217.

Réplicas / Replies (en español o inglés):

Undécimo tema de discusión:
(SEPTIEMBRE)

Para responder a este tema, favor de mandar un mensaje a 
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Escenas dramáticas o teatrales en el «Quijote» de 1605


A quien toma el término dramático en un sentido bastante largo, casi todos 
los episodios del «Quijote» de 1605 tienen un aspecto dramático: el 
protagonista, enloquecido por la lectura exagerada de los libros de 
caballerías ve un mundo fantástico, lleno de gigantes, hechiceros y 
princesas menesterosas; a la vez, se ve obligado a intervenir, espuela a su 
flaco caballo y ataca. Por lo general, con resultados desastrosos para él y 
para los viajeros a quienes encuentra en los caminos de La Mancha. 
Episodios dramáticos que, por su absurdo evidente, invitan al „carísimo 
lector“ a interpretar la situación con recursos al modo alegórico. Como 
ejemplos típicos pensamos en los ataques quijotescos a los molinos de 
viento, que don Quijote considera ser malvados gigantes; a los rebaños de 
ovejas, en los que ve enormes ejércitos y, finalmente, a los cueros de vino 
en la venta de Juan Palomeque, enemigos brutales de la princesa Micomicona. 
Por otro lado, el aspecto dramático, en un sentido más concreto y más 
profesional, implica la existencia de unos actores, una acción teatral y un 
público interesado. Con respecto a esta variante, el «Quijote» de 1605 
presta también casos significativos y, por encima, muy divertidos.


Réplicas / Replies (en español o inglés):

Duodécimo tema de discusión:
(SEPTIEMBRE)

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  El ventero andaluz y las mozas de partido

Don Quijote, cansado y hambriento tras haber cabalgado todo el día por el 
sofocante calor de La Mancha, al ver la venta, le parece ver la estrella de 
Belén y, lleno de esperanza, avanza hacia la venta que toma por un 
castillo. Lo que sigue es un dramático cambio de arriba abajo y vice versa. 
Al ver venir hacia ellas a un hombre armado, las mozas de partido, quienes 
en el umbral de la venta están en la espectativa de huéspedes opulentos, se 
asustan y están a punto de retirarse. Don Quijote, convencido de que se 
trata de nobles doncellas, lo advierte y, solícito, intenta sosegar a las 
mozas. Pero su lenguaje anticuado, imitado de los libros de caballerías, 
incita a las mozas a una hilaridad que a don Quijote le parece inadecuada, 
si no desvergonzada. Se enfurece, lo que hace aumentar la risa de las 
mozas. Todo está a punto de acabar muy mal. En este momento aparece el 
ventero andaluz, hombre que, por ser muy gordo, era muy pacífico. Entiende 
la situación, da la bienvenida al señor caballero, lo ayuda a apearse y 
acomoda a Rocinante en la caballeriza. Cuando vuelve, ve que las mozas se 
han reconciliado con don Quijote y están desarmando a nuestro héroe. Pero 
no pueden quitarle la contrahecha celada puesta, por no poderse quitar los 
nudos. Por ello, a la hora de la cena, le dan de comer, bocado tras bocado, 
como a un nene inocente. Disparate teatral: dos jóvenes rameras en una 
escena ridícula, símbolos tipológicos de la caridad cristiana.


Réplicas / Replies (en español o inglés):