Date: Tue, 11 Oct 2005 15:13:58 +0200
From: Edition Reichenberger <[log in to unmask]>
Subject: Coloquio Cervantes
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Cervantes: protector generoso de las mujeres y de las minorías perseguidas


El asunto bastante complejo de las tres culturas y la persecución de las sospechadas minorías en la España de los Siglos de Oro es uno de los más discutidos objetos de controversia. Con respecto a Cervantes y el Quijote parece de suma importancia, sobre todo si tenemos en cuenta las aportaciones al tema realizadas recientemente por César Brandariz y André Stoll1. Lo que resulta y se impone de ímpetu renovado son los problemas ardientes, discutidos desde las investigaciones de Américo Castro y Marcel Bataillon, pregunta bicéfala y sumamente espinosa: Don Quijote, tal como Cervantes lo pinta tan detallada – como ambivalentemente, ¿es un judeoconverso o no? Y con exactamente idéntico problema nos vemos enfrentados respecto al autor mismo, a Cervantes. ¿Es uno ex illis, o no? Pregunta espinosa y entre las respuestas se abren mundos enteros.

 

            Seguramente, hay puntos de vista decididos que no pueden desatenderse. En una carta, Darío Fernández-Morera declaró categóricamente que, considerando su situación limitada de hidalgo pobre, por consiguiente, don Quijote es cristiano viejo. Este veredicto, corroborado por el trasfondo histórico, el cambio del arte de la guerra y la decadencia irresistible y fatal de los hidalgos escuderiles, así como en los testimonios literarios, a comenzar con el escudero tan hambriento del Lazarillo de Tormes, es difícil negarlo rotundamente. Sin embargo, si aceptamos la situación tan penosa del protagonista, nos vemos enfrentados a explicar el indiscutible hecho de que Cervantes, a comenzar con el famoso título de la novela, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, juega, más de una vez, con mañas anfibológicas señalando una mácula genealógica del „león manchado“. O insinúa, con trucos onomásticos – Quijada, Quijana, Quijote – una relación directa con la ilustre familia de los Quijada2.

 

            Lo que a primera vista causa perplejidad, dudas e incertidumbre, resulta ser parte integrante de la estrategia fundamental de Cervantes: provocar al „discreto lector“ y motivarlo a pensar y a considerar la injusticias, descuidos y faltas cometidos por los grandes poderes, a comenzar con el monarca, Felipe III, el Consejo de Castilla, estimulados por fanáticos doctrinarios entre el clero español.

 

            Sin embargo, al lado de este asunto coyuntural, de tinta satírica, nos queda el otro problema, aun más central y de más gran alcance: la aplicación del tema de la limpieza de sangre, tan problemático en los siglos XVI y XVII, a la persona del autor del Quijote, a Miguel de Cervantes Saavedra. No cabe duda de que debe discutirse a fondo y sin prevenciones o designios anticipados. Por ello, será aconsejable presentar detalladamente las alternativas y sus consecuencias inevitables con respecto a la imagen de nuestro autor.

 

            Posición primera, intimada por las circunstancias descubiertas por César Brandariz en su libro mencionado: un Cervantes joven, nacido en Cervantes aldea en las montañas de León sanabresas, refugio reputado de judíos, que vivían allí protegidos por los duques de Benavente. Si es uno ex illis, resulta normal que más tarde, en sus escritos, defienda calurosamente los intereses justificados de los conversos, minoría perseguida por eclesiásticos doctrinarios tales como el colérico Capellán de los duques (II 31). Víctimas inocentes, puestas en manos de autoridades arrogantes, o entregadas al desprecio general. Gran parte de los conversos letrados, Enríquez Gomez o Barrionuevo, emigran a los Países Bajos, pero él, Cervantes, a pesar del peligro, combate en favor de los conversos con fervor y gran osadía: actitud tan comprensible como honrada.

 

            La alternativa: Cervantes, de linaje cristiano viejo, muy atrevido, defiende los intereses de la minoría. Si aceptamos la máxima de Darío Fernández-Morera, según la cual los conversos son ricos y los hidalgos escuderiles son pobres diablos con limpieza de sangre extraordinaria, Miguel de Cervantes Saavedra es cristiano viejo indiscutible, porque está documentado que este pobrecito nunca ha sido un rico hacendado. Con este trasfondo, su actitud parece estrafalaria. Sin embargo, tal comportamiento a primera vista tan sorprendente, va conforme con una noble propensión en el carácter de nuestro héroe: su generosidad ilimitada.

 

A pesar de la monumental Vida de Miguel de Cervantes Saavedra, compuesta por Chris Sliwa, sabemos poco de la vida íntima y de las opiniones privadas de Cervantes. Pero lo que sabemos de modo incontestable, es su inclinación casi desenfrenada para actos de generosidad. Conducta, como veremos, bastante peligrosa. Primera acción generosa. En 1569, Cervantes es un joven adolescente. Siempre según Brandariz, va a Madrid, como paje de los Sandoval y llega a conocer la familia de los Cervantes Cortinas. Entre las hijas de la familia, probablemente emparentada, Andrea, nacida en 1544, ya es adulta, en tiempos que las mujeres se casan a los catorce años. Pero tiene un pretendiente, Nicolas de Ovando. Cuando sus amores tienen un resultado y Andrea resulta preñada, el joven noble olvida su promesa de casamiento y desaparece, dejándole sólo una suma respetable. Andrea enérgica y resoluta, no piensa en abortar el fruto de sus amores, sino que decide de ser madre.

 

Cuatro años más tarde: Un cierto Antonio de Sigura advierte el niño pequeño en la familia, y sospecha que Andrea es una muchacha ligera y la importuna con ofertas indecentes. Cervantes, se hace el noble protector de la pobre Andrea, lo provoca y lo deja gravemente herido. Según los venerables padres del Concilio de Trento, los duelos quedan prohibidos. El 15 de septiembre de 1569 aparece una providencia de Felipe II "para que un alguacil vaya a prender a Miguel de Cervantes. Éste no se deja prender y a finales del mismo año ya lo encontramos en Roma, donde ha entrado al servicio del cardenal Giulio Acquaviva.

 

            Segunda acción generosa. Desconcertados de la prepotencia turca en el Mediterráneo, Venecia, Génova, el Vaticano y España se unieron en la Santa Liga. Miguel de Cervantes se enroló en Nápoles, a pesar de estar enfermo, combatió con heroismo ejemplar en la batalla naval de Lepanto, donde fue gravemente herido.

 

            Tercera acción generosa. Este escenario se desarrolla en 1583. Cervantes es ya un hombre maduro, de buena madera. Ha sobrevivido triunfos y desgracias: Lepanto, donde queda manco, y los años terribles como prisionero de los piratas en Argel. Ahora se nos aparece una situacion comparable a la de los años sesenta. Esta vez se trata de Magdalena, la hermana menor de Cervantes o, según César Brandariz, la más joven de la familia Cervantes Cortinas, aparentados o no con él, pero que conocía desde los años de la juventud. Magdalena es cortejada por un joven noble y apuesto, Fernando de Lodeña. Siguen las promesas de casarse con ella; pero cuando Magdalena queda preñada, el pretendiente la abandona.

 

            Magdalena, de temperamento sensible, queda desconcertada. Ahora es Cervantes, hombre de mundo y perfecto caballero, quien se ocupa del caso delicado. Desde los años militares, y desde Lepanto, tiene amigos incondicionales. Pedro Laínez, por nombrar a uno, y muchos más. Se proporciona la desaparición de Magdalena por unos meses, y tras parir a su hija, reaparece más tarde bajo el pseudonimo de doña Magdalena de Pimentel y Sotomayor. Lo que queda es, ¿qué hacer de Isabel, la joven criatura? Cervantes, y su experiencia, sabe como proceder. Con peregrullada generosa declara que Isabel es su hija ilegítima con la actriz Ana Franca de Rojas, la mujer de un tabernero amigo, Alonso Rodríguez.

 

Dado que esta generosidad de Cervantes va unida a ataques desencadenados a la estupidez de los cristianos viejos – Sancho en el episodio de les batanes, la Elección de los alcaldes de Daganzo o El retablo de las marvillas, respecto al carácter de Cervantes se presentan dos alternativas. Primera: Cervantes, cristiano nuevo, portavoz atrevido de las minorías despreciadas y perseguidas, defiende con vehemencia arríesgada su etnia en una situación desesperada. Arriesgando su vida. Segunda alternativa: Miguel de Cervantes, pobre hidalgo escuderil, de linaje modesto, pero sin mancha genealógica, es un varón de buena madera, generoso y burlón. Hombre de convicciones pretridentinas, se burla de las faltas e injusticias del gobierno, de sus compatriotas desorientados y de la terqueda doctrinaria de gran parte del clero de sus tiempos. Por sus temas atrevidos se define como el paladín intrépido de un humanismo verdadero, generoso y profundamente cristiano. Conducta sumamente arriesgada. Pero la diosa de la Fortuna le sonríe: En este atrevimiento va conforme y goza la protección del noble Bernardo de Sandoval y Rojas, cardenalarzobispo de Toledo, primado de España y, desde 1608, Inquisidor General de la Santa.

 

K.R.

 

 

 

Notas

 

1          Compárese César Brandariz, Cervantes decodificado. Las raíces verdaderas de Cervantes y de Don Quijote y los tópicos que las ocultan. Madrid: Martínez Roca 2005, passim, y André Stoll, Conversiones / inversiones modelos de asimilación para moros / moriscos y judeoconversos en la literatura española del siglo XVI. En: Dejar hablar a los textos. Homenaje a Francisco Márquez Villanueva. Ed. Pedro M. Piñero Ramírez. Sevilla: Universidad de Sevilla 2005, pp. 775-810, y id., Woher kommt Dulcinea, und was schreibt Cide Hamete Benengeli? Cervantes`Erkundung der semitischen Zwischenwelten Kastiliens. En: Miguel de Cervantes`Don Quijote. Explizite und implizite Diskurse im Don Quijote. Berlin: Erich Schmidt 2005, pp. 99-135.

2          Compárese Krzysztof Sliwa, La familia de Palacios, Quijada y Salazar. En: K.S., Vida de Miguel de Cervantes Saavedra (Estudios de literatura 95), pp. 646-660, y Kurt Reichenberger, Cervantes, Esquivias y la ilustre familia de los Quijada. En: K.R., Cervantes, ¿un gran satírico? (Estudios de literatura 97), pp. 107-110.

3          Compárese Carmen Y. Hsu, Courtesans in the Literature of Spanish Golden Age. With a Proloque by Francisco Márquez Villanueva (Estudios de literatura 71) Kassel 2002, 301 pp. y id., La fuerza de la hermosura: The Courtesan Character in La tía fingida. En: Cervantes y su mundo III. Volumen editado por A. Robert Lauer y Kurt Reichenberger (Estudios de literatura 92). Kassel 2005, pp. 223-240.