>Date: Wed, 12 Oct 2005 16:50:23 +0200 >From: Edition Reichenberger <[log in to unmask]> >Subject: Coloquio Cervantes >To: [log in to unmask] > >Un triunfo espectacular de nuestro autor Miguel de Cervantes Saavedra > >Celebro la intervención de Alberto Montaner: corrobora de manera >convincente y definitiva nuestra tesis de que Cervantes logra de modo >magistral desorientar a sus lectores y a provocar discusiones enardecidas, >verdaderamente apasionadas. Y lo que es más, no sólo entre los >compatriotas de su época, sino hasta 400 años después de la publicación de >su Quijote. ¡Un triunfo espectacular! Por encima, no se trata de >menudencias en nuestra discusión, sino de puntos de vista con importancia >fundamental. Solamente, existen algunos aspectos, donde no estoy conforme >con nuestro ilustre crítico. Basa su argumentación en la suposición de que >se trata en nuestro artículo y nuestro libro Cervantes, ¿un gran satírico? >de una sátira específica que no admite: > > > >Que en el Quijote, tanto de 1605 como de 1615, hay „sátira de estados“ >parece fuera de toda duda; que esa sátira sea estructural y no coyuntural >me parece insostenible: no se ataca el sistema; solo sus desviaciones, y >en términos bastante ortodoxos por lo común. > > > >La distinción entre la sátira „estructural“ y la sátira „coyuntural“ me >parece interesante, incluso sugestiva. Pero parece que, de mi libro el >crítico ilustre conoce sólo el título. Porque, allí todo es „coyuntural“, >desde el primero hasta el último capítulo del volumen. Cervantes no pone >en tela de juicio la monarquía, sino argumenta ad personam: ataca la >decisión de Felipe III de devaluar las tradicionales monedas de plata – >llamadas por los expertos moneda de molino, decisión fatal que arruinaba >las fortunas privadas, artesanía y comercio en el episodio de los molinos >de viento (I 8). Repite su ataque en el episodio de los rebaños de ovejas >(I 18), evocando otra vez la substitución de las tradicionales monedas de >plata por los vellones, teóricamente del mismo valor, pero prácticamente, >por ser moneda en cobre, sin valor alguno. Repite su reproche destinado a >un monarca que arruina las fortunas privadas para poder financiar las >fiestas de su Corte una tercera vez en el episodio de los cueros de vino, >donde las mujeres del ventero, a la vista de los cueros trasforados y el >vino dispersado por el suelo, lamentan la pérdida de su fortuna privada (I 35). > > > > En la tradición europea, la justicia se simboliza por una dama que > tiene los ojos cubiertos por un paño, y en las manos una balanza y una > espada. Significa que el juez debe ponderar con cuidado, castigar con > severidad, sin consideración alguna a la persona. En el episodio de los > galeotes (I 22) todo eso ha sido desdeñado. La severidad de las > sentencias no tiene nada en común con la importancia de las ofensas. > Sumamente escandaloso es que dos entre los cautivos sugieren que clérigos > y jueces del tribunal son sobornables. Una acusación de las más graves. > Además, las sentencias de los tribunales parecen, por lo menos, muy > exageradas. Es entonces cuando aparece una sospecha estrafalaria: la de > un complot formado por el rey y sus jueces. Para el lector contemporáneo, > la situación era de las más obvias. La caja de la Corona estaba sin un > céntimo. A la muerte de su padre, Felipe III tuvo que aceptar que la > hacienda del Estado ya estaba empeñada por dos años a los banqueros > genoveses. Ni un céntimo había disponible para las galeras. Como remedio, > los jueces condenaban a gente a las galeras por los más menores delitos. > Así no era necesario pagarles. Punto. > > > > Cervantes alude cautamente a este aspecto cuando hace citar a > Sancho dos veces „las galeras del rey“ en la disputa sobre la gracia y > libre albedrío. Evidentemente en un lugar improcedente, pero Cervantes > está convencido de que es un caso de crimen laesae majestatis y así lo > manifiesta procediendo con cuidado. > > > > Otro asunto tratado con gran cuidado. La arrogante insolencia de > la nobleza, o mejor dicho, de parte de algunos entre los nobles. > > > > En el Quijote de 1605, este aspecto es tratado en los capítulos > 27-46. Dorotea, chica hermosa, inteligente y enérgica, entra en escena en > el momento que se está refrescando sus pies en el agua de un arroyo. El > cura, el barbero y el joven Cardenio se acercan y le ofrecen su ayuda. > Dorotea la acepta y les cuenta su historia. Es hija de un labrador rico y > vive muy retirada. Pero al regresar de la misa es vista por don Fernando, > segundón de un duque y que es muy amigo de faldas. Como que Dorotea > rechazó sus lances, don Fernando untó la bolsa de su criada y, una noche, > se presentó en su alcoba y la estrechó entre sus brazos. En esta postura, > don Fernando le imploró con ternura y prometió casarse con ella. Don > Fernando le juró por todos los santos lo que ella quería; así se apoderó > de lo que él desaba y luego la abandonó. > > > > A pesar de ser varón noble, segundón de un duque, don Fernando > tiene rasgos de un carácter bajo e indecoroso. Seduce a una muchacha > inocente, no mantiene sus promesas, es perjuro y rapta a otra joven, que > se tuvo que refugiar en un convento. Rompe las leyes de la amistad, > burlando a Cardenio e intenta casarse con su amada Luscinda. Es valiente, > pero brutal. En la contienda en la venta, derriba a un cuadrillero de la > Santa Hermandad y lo patalea. Estamos ante un acto de criticismo > vehemente. Sin embargo, lo que Cervantes critica es al individuo y sus > malas mañas, no la nobleza como componente social. > > > > En cuanto a lo que observa Alberto Montaner al soneto ¡Voto a > Dios!, que me espanta esta grandeza, parece que necesitamos un análisis > perteneciente a esta sátira. Lo que ofrecen los manuales que se contentan > con los aspectos negativos del género no es suficiente. > > > > Con respecto a este soneto de Cervantes es aconsejable insistir en > la situación solemne y pomposa, acentuada por la presencia de la muerte > que exige catégoricamente – De mortuis nil nisi bene – un comportamiento > digno respecto a la situación. Bajo este punto de vista, el soneto ¡Voto > a Dios ! es sumamente inadecuado: en el contenido se esperaban elogios > exagerados, formulados por los poetas oficiales. También respecto a la > tonalidad del texto no va conforme a la situación solemne, sino que evoca > el ambiente chulesco de los bodegones. Pretender que Cervantes no sabe > distinguir entre tales situaciones, básicamente diferentes, sería > estrafalario. Debemos concederle que intenta producir una tremenda > provocación. Destinada a nada menos que a aplastar, eficaz -–y > definitivamente, el renombre del finado Rey Prudente. Sea de mal gusto o > no. Cervantes, por lo general tan benevolente y generoso, debe haber > acumulado, en su vida tan aventurosa, cantidad enorme de objeciones > rencorosas, políticas y, sobre todo privadas que se decidió a tan gran > acto de provocación. > > > > Por encima, hay mucho más que decir. En la Parte IV de su Viaje > del Parnaso, Cervantes enumera las obras suyas. A cada una entre ellas > dedica un terceto. Al fin pretende: > > > >Nunca voló la pluma humilde mía >Por la región satírica, baxeza >Que á infames premios y desgracias guia. > > > >Pero, en el terceto que sigue, añade con orgullo evidente: > > > >Yo el soneto compuse que asi empieza, >Por honra principal de mis escritos: >Voto á Dios que me espanta esta grandeza. > > > >Analicemos. Como el discreto lector aprende al final de la Parte >precedente, Cervantes habla a Apolo y al presentársele evoca sus obras de >una manera burlona y jactanciosa. Abundan los pronombress personales >tales como yo, me, mi. Los tercetos 5 y siguientes comienzan así: „Yo >corté con mi ingenio aquel vestido (Galatea); Soy por quien La confusa >...; yo con estilo en parte razonable He compuesto Comedias ... ; Yo he >dado en Don Quixote pasatiempo ... ; Yo he abierto en mis Novelas un >camino ... ; Yo soy aquel que en la invención excede ... ; Desde mis >tiernos años amé el arte ... „ En otras palabras una autoalabanza >ostentosa, y, por colmo de esta enumeración fabulosa añade los tercetos >citados más arriba. No cabe duda de que, a los lectores, tal frescura ha >hecho perder el habla. Howard Mancing, como medida de precaución, menciona >„the principal honor of my writings“, y observa: Because of the scandal >its public reading caused, the poem gained great popularity (there are >several variations of it) and was widely circulated throughout Spain. It >was first published in José Alfay`s anthology Poesías varias de grandes >ingenios españoles (1654)“. > > > > Hoy en día, las controversias que suscitó el famoso soneto ¡Voto a > Dios!, que me espanta esta grandeza, continúan: hay cantidad de críticos > que lo comentan y E.C. Graf, enfurecido, ofende al pobre Miguel con un > título fecal de ademanes realmente indecentes. Por otro lado, Alberto > Montaner, preferiendo el sentido literal en sus lecturas, parece > aceptarlo. Efectos divergentes, anhelados por un socarrón Cervantes. > Puesto que discordancias interpretativas fundamentales son exactamente lo > que intentó el autor del Quijote. Como propusimos en el título de nuestra > contribución: tras 400 años, es un triunfo espectacular. > > > > >Kurt Reichenberger