Date: Thu, 13 Oct 2005 23:36:12 -0300
From: Teresa Herraiz de Tresca <[log in to unmask]>
Subject: sentido literal, sentido alegórico
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Querido Robert, queridos amigos:
Hace rato me ronda la impresión de estar asistiendo a un avatar del secular debate ente Antioquía y Alejandría, exégesis literal y exégesis alegórica. Espero equivocarme, porque hemos tenido bastantes siglos y variedad de enfoques como para armonizarlas, o por lo menos situar en qué nivel de lectura se halla cada una de ellas. Y ello sin desmedro del respeto que me merecen dichas escuelas, cuyos más insignes representantes compartían una cultura y un conocimiento de los textos y su entorno que ya nos quisiéramos nosotros.
Ante todo sería necesario ajustar qué se entiende por lectura literal. Si entiendo bien a Alberto Montaner, no se trata para nada de un literalismo ramplón, sino de la formidable tarea de recuperar la mirada, el mundo imaginativo, las expectativas, el horizonte de lo posible o imposible de la época y ámbito de creación de la obra, y también el particular de su autor. Tarea donde la filología, la reconstrucción histórica, la imaginación pautada por ésta, la empatía y no menos la filología deben combinarse en un delicado y fluído equilibrio, que de comicidad para niños tiene poco, en el sentido que parecen darles Robert y Kurt. Si no entiendo mal, creo hay aquí un malentendido que vale la pena disipar.
Doy un breve esbozo de ejemplo: dada la situación cultural y social,  y por ende la información política de que podía disponer, me parece bastante difícil que Cervantes estuviera en condiciones - ni se le cruzara por la cabeza- de hacer análisis críticos de reinados enteros o de medidas monetarias, como las que Kurt le atribuye. Si ellas no son fáciles para un ciudadano del siglo XXI, informado, con título universitario y a uno odos clicks de mouse de Internet... Entendámonos: había quien sí podía algo: Alemán, amigo de Cristóbal Pérez de Herrera, a su vez dueño de una apreciable formación e información; o más aún Quevedo, con experiencia directa e indirecta de los entresijos del poder, para poner un par de ejemplos.
Lo que en cambio sí da para meditar en Cervantes es su penetración,  crecientemente profundizada, en el sentido del existir humano a partir del propio. Y agregaría: dentro de la secular tradición gnómica o sapiencial, como se prefiera. O de ambas. Creo que por ese lado sigue habiendo mucha tela para cortar, con bases más sólidas que la asociación verbal. Identificar los vellones de las ovejas (que como tales vellones tampoco son objeto central del episodio), con la moneda de vellón, o los molinos de viento, que de suyo tan bien se prestaban a figurar de gigantes para quien los buscara obsesivamente, con la moneda de molino (¿era esta denominación de las monedas de plata tan común y corriente como para ser conocida del lector esperable? Confieso mi ignorancia) , me parece más próximo a nuestra mentalidad que a la de Cervantes.
Y ése es otro punto importante, que Darío Fernández Morera me parece mencionaba hace poco: ¿no corremos peligro de infundir nuestras antipatías mayores o menores, más, -o menos, según cada quien- "políticamente correctas", en un texto que, naturalente, no puede sino ignorarlas porque faltaban unos siglos  para que aparecieran?
Como puede verse, esta intervención es más bien pregunta abierta y tema de reflexión. Así como búsqueda de entendimientos.
Mis más cordiales saludos a todos
                                                                Teresa Herraiz de Tresca