Date: Sat, 29 Apr 2006 10:49:28 +0200 From: "Jesús G. Maestro" <[log in to unmask]> Subject: Una nota sobre el marxismo To: [log in to unmask] Reply-to: [log in to unmask] Estimado Juergen: Hablas del marxismo como si no fuera una filosofía, y como si sólo hubiera sido la versión totalitaria de una política. No es mi caso. Cuando hablo de marxismo lo hago desde la filosofía, como cuando hablo de escolástica, nominalismo o hegelianismo. No pienso en el nazismo cuando hablo de Heidegger. Sin embargo, es evidente que el fracaso del marxismo como política y como ideología ha conducido a los postmarxistas, ahora bajo la etiqueta (retórica, es una mera apelación temporal inmediata, sin ningún contenido semántico constitutivo) de posmodernos, a la retórica de la identidad, la ecología, la memoria y todo eso, retórica cuyo único contenido son creencias ideológicas casi siempre científicamente insostenibles, pero muy rentables en el mercado académico de USA y en el mercado editorial de todas partes. Y dos cosas para acabar. 1) Ortega no es un filósofo sano. La filosofía no es objeto de sanidad. Las filosofías, o son materialistas, o no son filosofías verdaderas, porque sólo las filosofías materialistas se basan en ideas objetivas materialmente verificadas. Ortega es un idealista, un racionalista idealista, es decir, un narrador de historias bonitas y verosímiles, un embellecedor retórico con el gusto de lo burgués y de lo germano (y vale más que no siga...) Para leer ese tipo de cosas prefiero a Cervantes, cuyo realismo sigue a la espera de ciertas interpretaciones. 2) Y ojo!: El materialismo filosófico nada tiene que ver con el marxismo. NADA QUE VER (y no por razones ideológicas, sino filosóficas). Esto debe quedar muy claro. Materialismo filosófico no es en absoluto materialismo histórico. Ni el concepto fundamental de symploké tiene que ver en absoluto con el materialismo dialéctico. Todo lo contrario, literalmente todo lo contrario, y por eso tal confusión resulta gravísima. El materialismo filosófico niega radicalmente el monismo (todo está relacionado con un fundamento dominante), que es la base del marxismo y del cristianismo, dos caras monistas de la misma moneda teológica. (La teología de la liberación no es una ficción surgida por casualidad, ¿ok?). El materialismo filosófico, desde el que yo analizo la literatura, y así lo he puesto de manifiesto en mi opúsculo de la Academia contra Babel, despliega una metodología de interpretación que sitúa a toda la posmodernidad en un monismo metafísico tan poderoso hoy día como podría serlo en su momento la escolástica tomista. El monismo metafísico de la posmodernidad es heredero inequívoco del marxismo, cuya paternidad ya no desea reconocer explícitamente por vergüenza. Y no veo por qué, pues el marxismo sigue siendo un sistema filosófico de primera categoría. El monismo conduce a interpretaciones idealistas que nunca aterrizan en la realidad. Sólo trata con interpretaciones, no con hechos. Resuelve los problemas con palabras, dialogando, y todo eso, que es lo mismo que decir que resuelve los problemas rezando. Unos hablan de la metafísica de Dios y otros de la metafísica de la palabra, con Habermas o Derrida como sacerdores del gremio o druidas de la tribu. Los cristianos dialogan con su Dios, y los posmodernos dialogan consigo mismos, y todo sigue igual, porque la realidad no está hecha de palabras, sino de materia. ¿Tan difícil es darse cuenta? Hasta siempre, Jesús G. Maestro