Estimadas personas,

Acabo de regresar de Asia, donde he estado desde 
finales de enero, pero no es el momento de hablar 
de esto.  Es sólo una explicación.

Estoy leyendo en este momento mi correo 
electrónico.  Hay centenares de mensajes que 
apenas acabo de ver y que todavía no he 
leído.  Hay tantos que mi sistema se congela 
tratando simplemente de recibirlos.  La mayoría 
consiste de «spam»  que todos recibimos; en mi 
caso, a causa de los foros que manejo, los 
mensajes se duplican, triplican, etc.  Siempre 
que viajo me preparo sicológicamente para este 
tipo de cosa, lo cual se ha convertido en un 
fastidio (el correo electrónico) que me toma 
muchísimo tiempo que necesito para mis cosas (la 
investigación).  Por eso estoy tratando de 
alejarme de los foros y páginas que manejo y de 
los múltiples anuncios que mando (que supongo que 
será también un fastidio recibirlos para varios 
de Uds.).  Disfruté mucho de los últimos 37 días, alejado del Internet.

A la vez, al regresar de cualquier viaje, me 
preparo sicológicamente para el tipo de noticia 
que sé que va a llegar y que sé que va a causar 
dolor, a mí personalmente y a las personas que 
después la leerán.  Uds. ya estarán acostumbrados 
a lo que viene cuando leen el mensaje «Tristes 
noticias» o «Noticia necrológica».  Nunca me 
atrevo a poner el nombre de la persona en el 
mensaje, para eliminar la posible ambigüedad de 
causar alegría al ver el nombre de alguien que 
conocemos cuando lo que viene es todo menos 
eso.  Por eso la leve preparación sicológica para 
el público («Tristes noticias» / «Noticia 
necrológica» / «Necrología»), sin más hasta leer 
el contenido del mensaje y, a propósito, la 
eliminación de mi nombre y dirección, que 
aparecen automáticamente al mandar noticias (ni 
yo veo eso al redactar mensajes, pero sí recuerdo 
que si no hago algo adicional para eliminar mi 
nombre, aparecerá automáticamente al 
mandarlos).  Es cobardía de mi parte, así como el 
deseo de causar menos dolor al retirar mi nombre 
(soy sólo el mensajero).  No me gusta causar 
dolor a nadie.  Sé a la vez que este tipo de 
noticia tiene que saberse, por razones que no es el momento de explicar.

Lo que viene es una triste noticia, una noticia 
necrológica que lamento tener que mandar.  Viene 
de tres personas y de tres lugares diferentes: 
Teresa Herraiz de Tresca (Argentina), Chris Sliwa 
(EEUU) y Germán Vega (España).  Es posible que 
otras personas me hayan mandado el mismo mensaje, 
pero todavía no he visto todo mi correo (que 
todavía no llega, por seguir congelándose el 
ordenador que estoy usando en casa).  Me doy 
cuenta también que todos estos preámbulos son 
acaso una táctica sicológica mía (inconsciente o 
preconsciente) de no querer mandar este mensaje.  Pero basta.

Ha muerto un monumento: Kurt Reichenberger.

¿Qué más se puede decir después de esta monstruosa noticia?

Al pensar en ello me doy cuenta que sólo en una 
ocasión tuve la dicha de haber conocido a Kurt en 
persona en el primer Coloquio Anglogermano sobre 
Calderón al cual asistí (el de Bochum, en 
1987).  Fue también mi primer coloquio 
europeo.  Conocí también a Roswitha en esa 
ocasión.  En otros congresos conocería a Eva y a 
Theo (no he conocido a Klaus).  Esa primera 
impresión que tuve de Kurt fue la que siempre he 
tenido de él; nunca ha cambiado.  Fue él quien se 
acercó a mí, quien se presentó.  Típica cortesía 
alemana (europea, acaso universal, no sé) que 
también hacía Hans Flasche: el monumento que se 
presenta al estudiante, porque el estudiante no 
tendría el valor de presentarse primero (era yo 
muy joven; la redacción para el congreso de 
Bochum se convertiría sólo en mi cuarta 
publicación).  Al estrecharle la mano (me dio su 
nombre en el momento que me la daba y yo todavía 
no sabía ante quien estaba) pensé en don Juan 
(mero mortal) ante el Comendador (ente 
divino).  A diferencia de la  mano del Comendador 
tirsiano (o del autor que sea), su mano (todavía 
la recuerdo) era tan cálida y suave como su 
benévola sonrisa.  Esa bondad y benevolencia (de 
un monumento, no olvidemos) jamás la vi de nuevo 
(fue la primera y última vez que vi a Kurt); no 
obstante, la he sentido siempre.  Recuerdo que 
Eva Reichenberger (en compañía de Theo) en un 
coloquio sobre Calderón en Pamplona mencionó que 
sus padres los entusiasmaron por el hispanismo 
cuando llegaban de los congresos y contaban sus 
«aventuras» (recuerdo el uso de esta última 
palabra).  En efecto, la vida para Kurt era una 
aventura de un caballero (recordemos que fue 
hecho real caballero) en el hispanismo 
europeo.  En efecto, no puedo imaginarme el 
hispanismo sin Kurt y los Reichenberger.  A él, a 
ellos, les debemos tanto.  No hablaré de sus 
publicaciones, que son archiconocidas e 
indispensables para todos nosotros.  Me limitaré 
sólo al aspecto humano.  Kurt Reichenberger es 
uno de pocos individuos que he conocido que, al 
llegar a la mayoría de edad, se vuelvan más y más 
jóvenes.  Admiro y estimo profundamente el 
entusiasmo tan contagiable de Kurt al sugerirme 
hace unos años el Coloquio Cervantes del cual 
varios de nosotros hemos disfrutado.  A la vez, 
sugirió el Coloquio Teatro de los Siglos de 
Oro.  Hace meses me había sugerido otro, 
Novedades Hispánicas, el cual ya no pude hacer (a 
diferencia de Kurt, yo sí me vuelvo viejo y 
pierdo energía).  Anteriormente, había publicado 
en Edition Reichenberger una edición crítica 
sobre una obra del Siglo de Oro (y estoy a punto 
de sacar otra sobre un auto sacramental 
calderoniano).  Kurt también me había invitado a 
escribir un ensayo sobre Alejandro VI para un 
libro sobre el Papa Borja (para mí Alejandro VI 
siempre ha sido uno de los individuos más 
admirables de la historia); después un ensayo 
sobre Cervantes, después un libro (y más, si 
tuviera yo la energía tan sorprendente de 
Kurt).  Curiosamente, hacía años que Kurt me 
había sugerido una colaboración sobre 
Cervantes.  En ese momento (estaba en la 
Universidad de Wisconsin-Milwaukee) simplemente 
no pude responder en forma afirmativa por falta 
de tiempo.  Menciono estos hechos sólo para 
indicar cómo a mí personalmente Kurt ha sido un 
ángel que en efecto me ha formado 
intelectualmente a pesar de un escaso contacto 
físico de escasos momentos en Bochum, Alemania, 
en 1987.  Sé a la vez que no soy el único que ha 
sentido esa bondad angelical de Kurt.  Pienso en 
este momento especialmente en el apreciado colega 
Chris Sliwa (y no es único, como tantos de 
nosotros sabemos).  Noten que no estoy usando 
formas perfectivas de los verbos; no es cortesía 
de mi parte (formas estilísticas de necrologías): 
la influencia de Kurt no termina con su ausencia 
terrenal.  Su espíritu nunca morirá, no sólo por 
decir esto cristianamente (soy católico) sino 
porque en efecto su recuerdo y su influencia son 
interminables y eternas, no sólo mientras dure el 
hispanismo, sino también mientras duremos 
nosotros.  Siento casi la sonrisa de Kurt desde 
arriba, una sonrisa bondadosa y benévola, como 
ese toque de manos en 1987.  Siento también ahora 
una gran tranquilidad, inesperada y apreciada.  Gracias, Kurt.


Quienes deseen escribir recuerdos públicos en 
honor de Kurt Reichenberger, favor de mandármelos 
(A. Robert Lauer 
<<mailto:[log in to unmask]>[log in to unmask]>) para 
poder distribuirlos a los dos foros establecidos 
por Kurt (Coloquio Cervantes y Coloquio Teatro de 
los Siglos de Oro).  Eva Reichenberger recibe 
automáticamente esos mensajes.  A la vez, si 
prefieren expresar su pésame en forma más 
privada, he aquí el número de Eva: 
<<mailto:[log in to unmask]>[log in to unmask]>.



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From: Teresa <[log in to unmask]>
To: "Lauer, A Robert" <[log in to unmask]>
Date: Fri, 29 Feb 2008 09:02:38 -0600
Subject: Recuerdo

Estimado Robert:
deseo hacerte llegar mis sentimientos más 
afectuosos por la triste noticia del 
fallecimiento de Kurt Reichenberg. Con todo lo 
que han trabajado en colaboración, supongo será para ti una gran pérdida.
Recibe mis más cordiales recuerdos y saludos


                                 Teresa Herraiz de Tresca


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From: "K. Sliwa" <[log in to unmask]>
Date: Fri, 22 Feb 2008 15:03:59 -0600
Subject: FW: Noticia necrológica sobre Kurt Reichenberger

Queridos amigos mios,

Os envio la tristisima noticia sobre nuestro 
querdisimo amigo Kurt Reichenberger, con mis mas 
sinceras condolencias a nuestra queridisima Roswitha y sus hijos, Chris.


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From: Germán Vega García-Luengos <[log in to unmask]>
To: "Lauer, A Robert" <[log in to unmask]>
Date: Fri, 22 Feb 2008 13:38:45 -0600
Subject: Noticia necrológica

     Queridos amigos:

     Siento comunicaros la tristísima noticia del 
fallecimiento de Kurt Reichenberger. Nuestro 
dolor es acorde con el enorme agradecimiento a lo 
mucho que su bondad, su trabajo y su sabiduría 
nos han beneficiado como persona, estudioso y 
editor. Nos unimos en la pena a su esposa 
Roswitha y a sus hijos Eva, Klaus y Theo, con los 
que tan en deuda estamos también. A todos nos 
debe consolar la certeza de que ha llegado a este 
día colmado de frutos. Y de que estos harán que 
su presencia entre nosotros sea imperecedera.



           Germán Vega García-Luengos
           Universidad de Valladolid
           Dpto. de Literatura Española y Teoría de la Literatura
           Tfno. 98342300 Ext. 4174
           E-mail <mailto:[log in to unmask]>[log in to unmask]


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