Estimado Jesús, Gracias por tu respuesta tan clara y sistemática a mi pregunta general. Llevas toda la razón al decir que las letras ya no tienen cabida oficial en un sistema educativo que responde a las necesidades de una economía globalizada e hipercapitalista. Estoy de acuerdo que ya es la hora de tomar posturas bastante definidas. Para poder hacerlo, me gustaría entender mejor el proceso que nos ha llevado a este momento de crisis doble. A la vez que ocurre una escición bastante tajante dentro del campo nos estamos haciendo frente a la desaparición del apoyo institucional que ha servido en el pasado para mantener la plataforma de las letras en el sistema universitario. Me pregunto si la ideología de la cultura que tú señalas ha sido una tentativa (tal vez fracasada) de responder a la segunda crisis. Es decir, creo que para muchos, sobre todo los que trabajan en el contexto norteamericano, representa una manera de justificar la existencia de nuestras disciplinas por medio de usarlas para "resolver" los problemas sociales de la actualidad. Al dirigirse a nuestra facultad de letras hace unas semanas, el presidente de mi universidad nos "sugirió"--y no en broma--que nos dedicáramos a solucionar el problema de los que viven sin hogar. Claro que Don Quijote y Sancho pasaron muchas noches sin la protección de un techo, pero además de eso no sé que más puedo contribuir a este tema. Una cosa que sí me anima últimamente es la accesibilidad que tenemos ya a todo tipo de textos en el Internet. La gran labor que se ha hecho con la digitalización de fondos bibliotecarios hace posible que podamos leer textos primarios de los siglos XVI y XVII en la pantalla de nuestros ordenadores. En eso quiero apoyar a nuestros colegas George Peale y A. Robert Lauer cuando piden que examinemos el concepto de raza dentro del contexto de la época cervantina. Una búsqueda rápida y muy superficial de los usos de la palabra raza en los textos incluidos en CORDE (Corpus diacrónico de español de la Real Academia), revela que en su mayor parte hacía referencia a las especies de animales. Una excepción interesante es el uso que hace Diego Hermosilla en su /Diálogo de pajes /(1545) del término raza en relación con la hidalguía: > GODOY El hidalgo con cualquiera raza no deja de tener un color aunque > turbio de nobleza, y por ella no paga pecho ni tributo alguno, ni > puede ser preso por deuda si no fuere del Rey, o procediese de delito > o darle tormento, si el juez del reino no quiere, puede fiar y > desafiar sin osar y otros privilegios que se les guardan, que refiere > Otalora en el último capítulo de su tratado de nobleza, alegando de > los cuales carece el labrador por limpio que sea, pero siéndolo pueden > sus hijos tener cargos y oficios en el Santo Oficio de la Inquisición, > ser comendadores de cualquier encomienda, canónigos en Toledo, en > Sevilla y en las otras iglesias, colegiales en todos los colegios de > España, frailes de cualquiera orden, todo lo cual estorban e impiden > todas las otras razas por muy hidalgo que sea el que lo tuviese, salvo > la raza del labrador; y para poderse confiar fuerza o fortaleza ha de > ser hidalgo de padre y de madre, según la ley de Partida, y en no la > guardar no se gana mucho. ¿Tenemos nuevos recursos con que reclamar la base filológica (o en tus términos, Jesús, científica) de nuestro campo para así enfocar mejor el aspecto ideológico de nuestros proyectos? A fin de cuentas, creo que es imposible "purificar" nuestro pensamiento de la ideología, pues somos criaturas sociales, pero a lo mejor podemos estar más conscientes de la presencia de las ideologías. Un saludo desde Calgary, Rachel Schmidt