Querida Olympia,
Primero, comprendo tu situación y te aseguro que viví lo mismo, pues, en unos lugares de cuyos nombres ya no me acuerdo, no se ha enseñado el Don Quijote, ni a Cervantes, y cuando lo defendí me dijeron que “eres demasiado español” y muchas barbaridades, de cuyos nombres tampoco quiero acordarme. Segundo, pienso que es hora de arreglar la cosa de una vez para siempre, pues, este problema se hace más transparente y común. No se trata de quitar la “famosa libertad” a nadie, sino de establecer un canon de literatura castellana, un guía honrado, principal y respetable por un órgano académico muy decente, noble, y prestigioso, para protegerlo, honrarlo y seguirlo al pie de la letra.
Lo que me gustaría es pedir a todos un empuje, en particular, a los más distinguidos, y a los más influyentes profesores e investigadores de crear un canon permanente. Sobre todo, me dirijo al Presidente de la Asociación Internacional de Hispanistas y al Presidente de la Real Academia Española (incluso el Ministerio de Educación Superior) con el objeto de revisar este problema y presentar un guía fundamental digno de este nombre. Sé que es una cosa realizable, pero también complicada y penosa.
Todos sabemos que hay obras fundamentas y esenciales, las de la primera fila, las que no se puede reemplazar o sustituir por las de la segunda bajo ningún concepto. Sin embargo, la realidad es otra, pues ya se ha cambiado (y hasta quitado) tanto en el nombre de la “famosa libertad,” que se la ha perdido totalmente, un desorden casi completo. Las de la primera fila se debería leer, estudiar, analizar, y presentar a nuestros estudiantes, y ni un pulso atrás, como lo he vivido en Florida State University.
Claro que se debería dejar un espacio para las de la segunda fila, y para el gusto del profesor o hasta del estudiante, pero hasta cierto punto y con tino, sin quitar el Don Quijote de los cursos de castellano u otras obras fundamentales. Además de ello, se debería cumplir y respetar el canon una vez instalado.
Lo que me sorprende que en el mundo de hoy, hay cerca de 6,767,805,208 personas, y cerca de 6000 idiomas en 193 estados, y la mayoría cree de lo que yo sepa que se cruza la calle cuando hay una luz verde y se para un coche cuando hay una luz roja, sin embargo, todavía no somos capaces de establecer un canon digno de un título universitario avanzado en literatura castellana, respetarlo, honrarlo y cumplirlo en las aulas universitarias. ¿Adónde vamos? Sin mencionar que en las universidades se habla sin tregua de la internacionalización y de la globalización de los cursos y de toda la universidad.
Lo que me gustaría pedir es lo siguiente:
Un ejemplo muy breve podría ser el siguiente, claro, que se puede incluir más, pero éstos serían los más fundamentales
Además, se puede incluir: Íñigo López de Mendoze (Marqués de Santillana), Amadís de Gaula, Book I, Diego de San Pedro (Cárcel de amor), Don Juan Manuel (El Conde Lucanor), Fernando de Herrera, Jorge de Montemayor, Lope de Rueda (El deleitoso), y Mira de Amescua.