Estimados colegas,
Me complace enormemente minireseñar el siguiente libro de la apreciada colega María del Carmen Vaquero Serrano <[log in to unmask]>:
Vaquero Serrano, María del Carmen. Garcilaso, príncipe de poetas. Una biografía. Prólogo de Luis Alberto de la Cuenca. Madrid: Centro de Estudios Europa Hispánica y Marcial Pons Historia, 2013. Publicación. Colección Los Hombres del Rey. 680 pp. ISBN: 978-84-92820-94-8. Tapa blanda. 26,92 € + IVA. E-mail: <[log in to unmask]>. Internet: <www.ceeh.es>. Enlace directo: <http://www.ceeh.es/coleccion.cfm?idCatPubli=27&idPublicacion=935>.
Como bien apunta Luis Alberto de la Cuenca en su Prólogo, es ésta «la biografía más extensa, novedosa y documentada y, a la vez, más intensa, cómplice y fervorosa que se ha redactado hasta la fecha sobre el gran poeta castellano» (p. 26), empezándose por la fecha de su nacimiento, adelantada ahora a 1499. Constituye este texto la culminación biográfica sobre este genio, llamado «príncipe de los poetas españoles» por el sevillano Fernando de Herrera en su «Vida de Garcilasso de la Vega» de 1580. Contiene numerosos documentos previamente inéditos que la estimada colega María del Carmen Vaquero Serrano nos brinda ahora en esta obra magna. Es opinión documentada de esta colega que, aparte de efímeros amoríos con Elvira, una aldeana extremeña, así como una dama napolitana, tres amores marcan la vida del poeta: 1) Magdalena de Guzmán, prima monja e hija ilegítima de su tía doña María de Ribera, quien se convierte en la Camila de la Égloga II; 2) Guiomar Carrillo, quien se traduce en la Galatea de la Égloga I; y 3) Beatriz de Sá, segunda esposa de Pedro Laso y cuñada de Garcilaso, conocida como «a mais fermosa molher que se achou em Portugal» (p. 599), y quien se vuelve en la Elisa de esta misma égloga. Es éste un libro imprescindible para todo estudioso del Renacimiento español, así como para todo admirador del insuperable «Príncipe de poetas», el toledano Garcilaso de la Vega. Gracias y enhorabuena a la amable colega María del Carmen Vaquero Serrano.
Saludos cordiales de
A. Robert Lauer