Estimados colegas,
Acabo de recibir tres mensajes, los cuales mando al momento (favor de ver
abajo). No obstante, respecto al segundo, el cual recibí en inglés y cuyo
nombre, por cortesía, he eliminado, haré un breve comentario.
El colega X, ha quien respeto y admiro mucho, se ha dado de baja. La razón
es que simplemente piensa que el Coloquio se ha alejado demasiado de
Cervantes y sus textos y se ha convertido en una lucha dogmática y
descortés, inútil y anticuada (sus palabras). Es imposible no notarlo,
como lo han notado los colegas más recientes a la lista. A la vez, también
recibo otros mensajes de vez en cuando donde los colegas indican que están
disfrutando enormemente del coloquio. A veces ha habido pugnas que han
sido resueltas por el diálogo, de lo cual me he alegrado mucho, pues
siempre he pensado que el diálogo puede solucionar problemas de forma más
duradera y eficaz que las armas, que, por supuesto, pueden lograr victorias
inmediatas aunque no siempre duraderas, como ya todos sabemos.
Personalmente no he reaccionado demasiado hacia ese espíritu a veces
beligerante, simplemente porque a mí personalmente no me molesta (parece
que tampoco a Juergen, según indica en su mensaje de abajo). De todo
aprendo, y eso sí tiene importancia para mí, acaso por mis preferencias por
la Rezeptionaesthetik y antiguos estudios de antropología cultural que me
han enseñado a apreciar el mundo como es (aunque no deje de cuestionarlo).
Creo que nuestra reacción personal a manifestaciones que en efecto son
intelectuales es cuestión de estilo cultural. Nací en el norte de México
(muy diferente [franco y directo] del sur [cortés y amable]) y me eduqué en
la parte céntrica norte de los EEUU (diferente de otras regiones [más
tolerante], como sería de esperar). De joven también viví un tiempo en
España (Castilla y después Andalucía). He visitado 33 naciones en 4
continentes. Me han fascinado todos. Me he fijado en detalles. Mi primer
congreso académico en Europa fue en Schwerte, en el Valle del Rhur y
Sauerland. Fue mi primer Coloquio Anglogermano sobre Calderón. Recuerdo
mi emoción de ver a gigantes de mi campo como a Hans Flasche (que había
sido profesor mío en la Universidad de Michigán), Charles Vincent Aubrun,
John Varey, Kurt y Roswitha Reichenberger, etc. Recuerdo esos primeros
cocteles, tan cordiales, esas magistrales conversaciones al aire libre
donde el Prof. Aubrun había cautivado a todos los otros dioses olímpicos
con el poder de su palabra. Recuerdo la apenas visible sonrisa de John
Varey, sonrisa apenas que me indicaba que estaba disfrutando de la ambrosia
de Aubrun como todos nosotros. Recuerdo un afectuoso abrazo entre Aubrun y
Flasche cuando se vieron por primera vez en el
congreso. Detalles. Recuerdo una medalla de una legión de honor en la
solapa de Aubrun. Recuerdo también la ponencia plenaria, a cargo de Hans
Flasche, y el silencio absoluto de atención de parte nuestra. La
caballerosidad me dejó estupefacto. Eso terminó instantes después de que
hubiera terminado su discurso el Prof. Flasche. Inmediatamente, Charles
Vincent Aubrun se levantó y le dirigió la palabra a Hans Flasche por unos
15 minutos. Recuerdo sus primeras palabras: «El colega Flasche ha cometido
siete errores: el primero, . . . ». Y siguió, apasionadamente, indicando
los siete errores (¿pecados capitales?) de su amigo, el colega
Flasche. Flasche, por su cuenta, sacó su arma de guerra, un lápiz, y
apuntó los siete errores indicados por el colega Aubrun. Con su típica
cortesía, después de que Aubrun acabó su ataque académico, Flasche le dio
las gracias al colega Aubrun por sus minuciosas observaciones, las cuales
tomaría en cuenta. El colega Aubrun le mandó un amable saludo desde el
auditorio. Subsiguientemente, siguieron hablando y riéndose, como si nada
hubiera ocurrido, y me di cuenta de algo maravilloso y que al menos yo, en
ese momento, pensé que sería el estilo europeo: atacar a muerte las ideas
del colega, y después abrazarse y seguir siendo tan íntimos amigos como
antes. Nunca he olvidado esa experiencia, sobre todo porque la he vuelto a
ver en numerosos encuentros europeos, no sólo en Alemania sino también en
España, en el Reino Unido, en Italia, en Noruega, en Holanda.
Estuve en la India por primera vez hace un año. Ahí, en la Universidad de
Delhi, al noroeste, quedé conmovido con la increíble cortesía de los
colegas, que para presentar una divergencia daban un largo preámbulo (conté
los minutos de algunos), lleno de cortesías y sonrisas, antes de lanzar una
penetrante pregunta o un comentario en contra. Noté a la vez el largo
preámbulo que precedía la respuesta, ese agradecer al amable colega la
cortesía de su pregunta, que en efecto le permitía pensar más sobre el
asunto antes de lanzar su puntiaguda respuesta, y así sucesivamente hasta
que terminaba el diálogo tan afablemente como había empezado, y el público
acaso más sabio por las respuestas dadas. Yo quedé absolutamente
fascinado. Obviamente, me podría acostumbrar a este estilo
instantáneamente. Pero nunca se me ha olvidado el otro estilo tan directo
que he visto en más de una ocasión en diferentes partes de Europa.
En los EEUU siempre he oído quejas en congresos académicos de que no se
hacen preguntas penetrantes, en que hay acaso demasiada cortesía, en que
los colegas, precisamente por ser amigos, no se atreven ni siquiera a hacer
una pregunta al colega presentador al menos que se sepa que el colega
podría contestarla sin quedar mal ante nadie. En efecto, la idea es de que
el colega presentador ha explicado su posición en público y al final se le
da las gracias. Punto. En privado es cuando el amigo o colega le hace la
pregunta que quería hacerle, con mucha cordialidad, en su afán de seguir
adelante con el diálogo. Lo he visto anualmente en los congresos de la
MLA. Al terminar una sesión hay un momento de silencio, sobre todo si las
ponencias han sido penetrantes y radicales en su exposición. El presidente
de mesa pregunta si hay preguntas. Silencio. El presidente de mesa decide
«espontáneamente» (en efecto ha escrito en un papelito estas preguntas
antes) hacer una pregunta algo inocente «para romper el hielo» (to break
the ice) [aún esta tan póetica explicación pareciera esconder su verdadero
propósito, que es, al menos como yo lo veo, hacer calentar la sangre]. Uno
de los ponentes contesta. Los otros entran en confianza. El público
entonces se anima y empieza a hacer las preguntas penetrantes que intentaba
hacer antes. Y cuando empieza a animarse el asunto, el presidente de mesa
se levanta de repente e indica que siente terriblemente interrumpir el
diálogo tan animado y fructífero por razones de tiempo e insta siempre a
los colegas a continuar la conversación «en privado».
Son tres estilos: El primero, directo, dejando manantiales de sangre por
los suelos, pero al final de cuentas los soldados letrados se levantan, se
limpian las heridas, sonríen, y meten los tajantes sables en su funda para
volver a la amistad colegial anterior. El público respira de nuevo o, en
ocasión, decide abandonar el campo de batalla. El segundo, indirecto,
cortés, consistiendo de elegantes retiradas (desvíos) y lanzamientos, como
en una clase de esgrima, donde la epée, sin corcho, penetra y sale
inesperadamente, sin huella mayor de sangre, aunque la estocada haya sido
mortal. Los soldados se dan la mano después, hasta el próximo
encuentro. El público aplaude. El tercero, encuentro bélico sin armas
visibles. Todo el mundo sabe que ha habido un encuentro, pero no se ven
las heridas. El público aprecia no haber visto sangre (sería falta de
decoro). Las heridas se notan o dan en privado, después del teatro de
operaciones, como con una inesperada daga: «te quería hacer una pregunta .
. . ». Los cuartos de servicios públicos (restrooms en inglés [otro
eufemismo] se prestan para estos inesperados y privados encuentros; en
otras circunstancias, estos resting places o «lugares de descanso», al
menos para los hombres, son santuarios del más absoluto silencio y
privacidad [lo opuesto, según tengo entendido, de los servicios para damas,
menos ajenos al diálogo de tipo confesional]). De todo hay en la viña del
Señor.
Para lo que valga.
Saludos cordiales de
ARL
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Date: Sun, 30 Apr 2006 11:21:58 -0300
From: Alicia Parodi <[log in to unmask]>
Subject:
Re: De Javier Espejo a Juergen Hahn: «es sólo crític
a literaria, pero me gusta» : Coloquio Cervantes
Estoy sorprendida con tanto enojo: a mí, la síntesis de Juergen me pareció
un excelente diagnóstico sobre la orientación de la crítica.He ido a
algunos congresos internacionales, y siempre me preguntaba por qué los
americanos eran tan Foucault. Aquí, en Buenos Aires, también hay un
Foucault de consumo, más una élite marxista (Lukacs, re-intepretado) y
Benjamin, que a veces me sirve, a veces me gusta bastante.
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Date: Sun, 30 Apr 2006 08:32:46 -0700 (PDT)
From:
Subject: Re: Fwd: RE: Fwd: Sorprendente
Hello, Robert, from far away and long ago. I appeciate your energetic
efforts to sponsor dialog about Cervantine matters. I find, however, that
the dialog is gone, for the most part, and the participants are
increasingly far from Cervantes and his texts and close to dogmatic, and
rude, exchanges that seem fruitless and . . . old fashioned. I know this is
not your desire and not your fault.
But please drop me from your e-mail list. Best wishes to you and for your
efforts.
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Date: Sun, 30 Apr 2006 09:45:53 -0700 (PDT)
From: Juergen Hahn <[log in to unmask]>
Subject: Marx, Ortega, y rock-and-roll
Colegas, calma, creo que Jesus y yo "lidiamos" con
armas suficientemente limpias, y si alguien se siente
"ferido" en el proceso, les pido que las guarden
igualmente limpias. Y Sra. Cedazo, gracias por su voz
autoritativa de "lo eterno femenino", tan
indispensable para nuestra civilizacion.
En cuanto a los temas:
1. El marxismo: Concedo libremente que, en cuanto
filosofia, y en su realizacion democratica de tipo
Willy Brandt o Jose Zapatero, es simpatico. Pero temo
que su infausta coneccion historica con el
leninismo-estalinismo totalitario, y los 100 millones
de muertos causados por el, lo haya tachado para
siempre.
2. Ortega y Gasset: Si, lo llamo "sano" por su fuerte
adhesion a los principios kantianos como base
indispensable de la civilizacion occidental. Despues
de Kant y Mozart la filosofia como la musica europeas
creo que empezaron su largo declive abajo. Hegel:
Metafisica imcomprensible, y dialectica simplista.
Schopenhauer: Puro cinismo auto-defensivo. Nietzsche:
Revelador, pero como base de civilizacion, insano.
Ademas, para siempre ligado con el fascismo. Lo mismo
Heidegger. Y Foucault y Derrida que pretenden
deshacerse de la categorias mas basicas de Kant, que
declaran que todos los hechos son facticios! En la
vida real, somo se llamaria a personas asi? O "ninos"
o "insanos". Y su logorrea dadaista, adredemente
oscura, suena a puro rock-and-roll psicotico. Como
contrasta con la claridad mozartiana de Ortega, cuyo
lema favorito siempre fue el de las "cabezas claras"!
Que piensan Uds., en cien annos, quien va a ser
legible todavia?
Bueno, eso es lo que creo. Combatenme si quieren. Pero
por favor, con armas limpias!
Juergen Hahn
CCSF
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