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Coloquio Cervantes

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From:
"A. Robert Lauer" <[log in to unmask]>
Reply To:
A. Robert Lauer
Date:
Sun, 30 Apr 2006 15:53:01 -0500
Content-Type:
multipart/alternative
Parts/Attachments:
text/plain (11 kB) , text/html (12 kB)
Estimados colegas,

Acabo de recibir tres mensajes, los cuales mando al momento (favor de ver 
abajo).  No obstante, respecto al segundo, el cual recibí en inglés y cuyo 
nombre, por cortesía, he eliminado, haré un breve comentario.

El colega X, ha quien respeto y admiro mucho, se ha dado de baja.  La razón 
es que simplemente piensa que el Coloquio se ha alejado demasiado de 
Cervantes y sus textos y se ha convertido en una lucha dogmática y 
descortés, inútil y anticuada (sus palabras).  Es imposible no notarlo, 
como lo han notado los colegas más recientes a la lista.  A la vez, también 
recibo otros mensajes de vez en cuando donde los colegas indican que están 
disfrutando enormemente del coloquio.  A veces ha habido pugnas que han 
sido resueltas por el diálogo, de lo cual me he alegrado mucho, pues 
siempre he pensado que el diálogo puede solucionar problemas de forma más 
duradera y eficaz que las armas, que, por supuesto, pueden lograr victorias 
inmediatas aunque no siempre duraderas, como ya todos sabemos.

Personalmente no he reaccionado demasiado hacia ese espíritu a veces 
beligerante, simplemente porque a mí personalmente no me molesta (parece 
que tampoco a Juergen, según indica en su mensaje de abajo).  De todo 
aprendo, y eso sí tiene importancia para mí, acaso por mis preferencias por 
la Rezeptionaesthetik y antiguos estudios de antropología cultural que me 
han enseñado a apreciar el mundo como es (aunque no deje de cuestionarlo).

Creo que nuestra reacción personal a manifestaciones que en efecto son 
intelectuales es cuestión de estilo cultural.  Nací en el norte de México 
(muy diferente [franco y directo] del sur [cortés y amable]) y me eduqué en 
la parte céntrica norte de los EEUU (diferente de otras regiones [más 
tolerante], como sería de esperar).  De joven también viví un tiempo en 
España (Castilla y después Andalucía).  He visitado 33 naciones en 4 
continentes.  Me han fascinado todos.  Me he fijado en detalles.  Mi primer 
congreso académico en Europa fue en Schwerte, en el Valle del Rhur y 
Sauerland.  Fue mi primer Coloquio Anglogermano sobre Calderón.  Recuerdo 
mi emoción de ver a gigantes de mi campo como a Hans Flasche (que había 
sido profesor mío en la Universidad de Michigán), Charles Vincent Aubrun, 
John Varey, Kurt y Roswitha Reichenberger, etc.  Recuerdo esos primeros 
cocteles, tan cordiales, esas magistrales conversaciones al aire libre 
donde el Prof. Aubrun había cautivado a todos los otros dioses olímpicos 
con el poder de su palabra.  Recuerdo la apenas visible sonrisa de John 
Varey, sonrisa apenas que me indicaba que estaba disfrutando de la ambrosia 
de Aubrun como todos nosotros.  Recuerdo un afectuoso abrazo entre Aubrun y 
Flasche cuando se vieron por primera vez en el 
congreso.  Detalles.  Recuerdo una medalla de una legión de honor en la 
solapa de Aubrun.  Recuerdo también la ponencia plenaria, a cargo de Hans 
Flasche, y el silencio absoluto de atención de parte nuestra.  La 
caballerosidad me dejó estupefacto.  Eso terminó instantes después de que 
hubiera terminado su discurso el Prof. Flasche.  Inmediatamente, Charles 
Vincent Aubrun se levantó y le dirigió la palabra a Hans Flasche por unos 
15 minutos.  Recuerdo sus primeras palabras: «El colega Flasche ha cometido 
siete errores: el primero, . . . ».  Y siguió, apasionadamente, indicando 
los siete errores (¿pecados capitales?) de su amigo, el colega 
Flasche.  Flasche, por su cuenta, sacó su arma de guerra, un lápiz, y 
apuntó los siete errores indicados por el colega Aubrun.  Con su típica 
cortesía, después de que Aubrun acabó su ataque académico, Flasche le dio 
las gracias al colega Aubrun por sus minuciosas observaciones, las cuales 
tomaría en cuenta.  El colega Aubrun le mandó un amable saludo desde el 
auditorio.  Subsiguientemente, siguieron hablando y riéndose, como si nada 
hubiera ocurrido, y me di cuenta de algo maravilloso y que al menos yo, en 
ese momento, pensé que sería el estilo europeo: atacar a muerte las ideas 
del colega, y después abrazarse y seguir siendo tan íntimos amigos como 
antes.  Nunca he olvidado esa experiencia, sobre todo porque la he vuelto a 
ver en numerosos encuentros europeos, no sólo en Alemania sino también en 
España, en el Reino Unido, en Italia, en Noruega, en Holanda.

Estuve en la India por primera vez hace un año.  Ahí, en la Universidad de 
Delhi, al noroeste, quedé conmovido con la increíble cortesía de los 
colegas, que para presentar una divergencia daban un largo preámbulo (conté 
los minutos de algunos), lleno de cortesías y sonrisas, antes de lanzar una 
penetrante pregunta o un comentario en contra.  Noté a la vez el largo 
preámbulo que precedía la respuesta, ese agradecer al amable colega la 
cortesía de su pregunta, que en efecto le permitía pensar más sobre el 
asunto antes de lanzar su puntiaguda respuesta, y así sucesivamente hasta 
que terminaba el diálogo tan afablemente como había empezado, y el público 
acaso más sabio por las respuestas dadas.  Yo quedé absolutamente 
fascinado.  Obviamente, me podría acostumbrar a este estilo 
instantáneamente.  Pero nunca se me ha olvidado el otro estilo tan directo 
que he visto en más de una ocasión en diferentes partes de Europa.

En los EEUU siempre he oído quejas en congresos académicos de que no se 
hacen preguntas penetrantes, en que hay acaso demasiada cortesía, en que 
los colegas, precisamente por ser amigos, no se atreven ni siquiera a hacer 
una pregunta al colega presentador al menos que se sepa que el colega 
podría contestarla sin quedar mal ante nadie.  En efecto, la idea es de que 
el colega presentador ha explicado su posición en público y al final se le 
da las gracias.  Punto.  En privado es cuando el amigo o colega le hace la 
pregunta que quería hacerle, con mucha cordialidad, en su afán de seguir 
adelante con el diálogo.  Lo he visto anualmente en los congresos de la 
MLA.  Al terminar una sesión hay un momento de silencio, sobre todo si las 
ponencias han sido penetrantes y radicales en su exposición.  El presidente 
de mesa pregunta si hay preguntas.  Silencio.  El presidente de mesa decide 
«espontáneamente» (en efecto ha escrito en un papelito estas preguntas 
antes) hacer una pregunta algo inocente «para romper el hielo» (to break 
the ice) [aún esta tan póetica explicación pareciera esconder su verdadero 
propósito, que es, al menos como yo lo veo, hacer calentar la sangre].  Uno 
de los ponentes contesta.  Los otros entran en confianza.  El público 
entonces se anima y empieza a hacer las preguntas penetrantes que intentaba 
hacer antes.  Y cuando empieza a animarse el asunto, el presidente de mesa 
se levanta de repente e indica que siente terriblemente interrumpir el 
diálogo tan animado y fructífero por razones de tiempo e insta siempre a 
los colegas a continuar la conversación «en privado».

Son tres estilos:  El primero, directo, dejando manantiales de sangre por 
los suelos, pero al final de cuentas los soldados letrados se levantan, se 
limpian las heridas, sonríen, y meten los tajantes sables en su funda para 
volver a la amistad colegial anterior. El público respira de nuevo o, en 
ocasión, decide abandonar el campo de batalla.  El segundo, indirecto, 
cortés, consistiendo de elegantes retiradas (desvíos) y lanzamientos, como 
en una clase de esgrima, donde la epée, sin corcho, penetra y sale 
inesperadamente, sin huella mayor de sangre, aunque la estocada haya sido 
mortal.  Los soldados se dan la mano después, hasta el próximo 
encuentro.  El público aplaude.  El tercero, encuentro bélico sin armas 
visibles.  Todo el mundo sabe que ha habido un encuentro, pero no se ven 
las heridas.  El público aprecia no haber visto sangre (sería falta de 
decoro).  Las heridas se notan o dan en privado, después del teatro de 
operaciones, como con una inesperada daga: «te quería hacer una pregunta . 
. . ».   Los cuartos de servicios públicos (restrooms en inglés [otro 
eufemismo] se prestan para estos inesperados y privados encuentros; en 
otras circunstancias, estos resting places o «lugares de descanso», al 
menos para los hombres, son santuarios del más absoluto silencio y 
privacidad [lo opuesto, según tengo entendido, de los servicios para damas, 
menos ajenos al diálogo de tipo confesional]).  De todo hay en la viña del 
Señor.

Para lo que valga.

Saludos cordiales de

ARL

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Date: Sun, 30 Apr 2006 11:21:58 -0300
From: Alicia Parodi <[log in to unmask]>
Subject:
Re: De Javier Espejo a Juergen Hahn: «es sólo crític
a literaria, pero me gusta» : Coloquio Cervantes

Estoy sorprendida con tanto enojo: a mí, la síntesis de Juergen me pareció 
un excelente diagnóstico sobre la orientación de la crítica.He ido a 
algunos congresos internacionales, y siempre me preguntaba por qué los 
americanos eran tan Foucault. Aquí, en Buenos Aires, también hay un 
Foucault de consumo, más una élite marxista (Lukacs, re-intepretado) y 
Benjamin, que a veces me sirve, a veces me gusta bastante.


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Date: Sun, 30 Apr 2006 08:32:46 -0700 (PDT)
From:
Subject: Re: Fwd: RE: Fwd: Sorprendente
Hello, Robert, from far away and long ago. I appeciate your energetic 
efforts to sponsor dialog about Cervantine matters. I find, however, that 
the dialog is gone, for the most part, and the participants are 
increasingly far from Cervantes and his texts and close to dogmatic, and 
rude, exchanges that seem fruitless and . . . old fashioned. I know this is 
not your desire and not your fault.
But please drop me from your e-mail list. Best wishes to you and for your 
efforts.


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Date: Sun, 30 Apr 2006 09:45:53 -0700 (PDT)
From: Juergen Hahn <[log in to unmask]>
Subject: Marx, Ortega, y rock-and-roll

Colegas, calma, creo que Jesus y yo "lidiamos" con
armas suficientemente limpias, y si alguien se siente
"ferido" en el proceso, les pido que las guarden
igualmente limpias. Y Sra. Cedazo, gracias por su voz
autoritativa de "lo eterno femenino", tan
indispensable para nuestra civilizacion.

En cuanto a los temas:

1. El marxismo: Concedo libremente que, en cuanto
filosofia, y en su realizacion democratica de tipo
Willy Brandt o Jose Zapatero, es simpatico. Pero temo
que su infausta coneccion historica con el
leninismo-estalinismo totalitario, y los 100 millones
de muertos causados por el, lo haya tachado para
siempre.

2. Ortega y Gasset: Si, lo llamo "sano" por su fuerte
adhesion a los principios kantianos como base
indispensable de la civilizacion occidental. Despues
de Kant y Mozart la filosofia como la musica europeas
creo que empezaron su largo declive abajo. Hegel:
Metafisica imcomprensible, y dialectica simplista.
Schopenhauer: Puro cinismo auto-defensivo. Nietzsche:
Revelador, pero como base de civilizacion, insano.
Ademas, para siempre ligado con el fascismo. Lo mismo
Heidegger. Y Foucault y Derrida que pretenden
deshacerse de la categorias mas basicas de Kant, que
declaran que todos los hechos son facticios! En la
vida real, somo se llamaria a personas asi? O "ninos"
o "insanos". Y su logorrea dadaista, adredemente
oscura, suena a puro rock-and-roll psicotico. Como
contrasta con la claridad mozartiana de Ortega, cuyo
lema favorito siempre fue el de las "cabezas claras"!
Que piensan Uds., en cien annos, quien va a ser
legible todavia?

Bueno, eso es lo que creo. Combatenme si quieren. Pero
por favor, con armas limpias!

Juergen Hahn
CCSF


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