CERVANTES-L Archives

Coloquio Cervantes

CERVANTES-L@LISTS.OU.EDU

Options: Use Forum View

Use Monospaced Font
Show HTML Part by Default
Show All Mail Headers

Message: [<< First] [< Prev] [Next >] [Last >>]
Topic: [<< First] [< Prev] [Next >] [Last >>]
Author: [<< First] [< Prev] [Next >] [Last >>]

Print Reply
Subject:
From:
"A. Robert Lauer" <[log in to unmask]>
Reply To:
A. Robert Lauer
Date:
Wed, 22 Jun 2005 13:15:09 -0500
Content-Type:
multipart/alternative
Parts/Attachments:
text/plain (21 kB) , text/html (22 kB)

>Date: Wed, 22 Jun 2005 10:55:09 -0600
>From: "K. Sliwa" <[log in to unmask]>
>Subject: FW: =?UNKNOWN?Q?An=E1lisis_psiqui=E1trico_de?= Don Quijote. Nuevo
>  libro: El Quijote y su laberinto vital
>X-Originating-IP: [65.54.174.201]
>X-Sender: [log in to unmask]
>To: [log in to unmask]
>Bcc:
>X-Originating-Email: [[log in to unmask]]
>Original-recipient: rfc822;[log in to unmask]
>X-OriginalArrivalTime: 22 Jun 2005 16:55:09.0814 (UTC)
>  FILETIME=[26438960:01C5774B]
>
>
>
>Querido amigo Roberto,
>
>Otra dracula como sueles decirlo, y que eso sale por un espanol me asusta, 
>recibe un muy fuerte abrazo, Chris.
>
>
>
>
>
>From: [log in to unmask]
>Reply-To: "H-NET List for works, life, and times of Miguel de CERVANTES 
>Saavedra" <[log in to unmask]>
>To: [log in to unmask]
>Subject: Análisis psiquiátrico de Don Quijote. Nuevo libro: El Quijote y 
>su laberinto vital
>Date: Tue, 21 Jun 2005 12:54:53 -0500
>
>[[Se comienza a aplicar el epíteto “El Quijote” no sólo al libro, sino también
>al protagonista: “a un enfermo así no se le trata como si fuera el Quijote…
>¿Hay algún personaje más real, epítome de lo español y sinónimo de todos
>nosotros que el Quijote? -D.E.]]
>
>El Mundo Magazine. 17 de abril de 2005.
>
>http://www.elmundo.es/suplementos/magazine/2005/290/1113588827.html
>
>No. 290, Domingo, 17 de abril de 2005
>
>[Foto de alguien vestido de DQ, con lanza, tumbado en un sofá.]
>
>
>Análisis psiquiátrico de Don Quijote
>
>Cuadros hipomaníacos dominados por el delirio. Episodios depresivos. Brotes
>psicóticos. Alucinaciones... El psiquiatra Francisco Alonso Fernández 
>desafía a
>quienes defienden una visión estrictamente poética de la locura del hidalgo
>Alonso Quijano, y afirma en un libro que Cervantes retrató con realismo un
>complejo trastorno mental.
>
>Por Carmen Machado. Fotografía de Rosa Muñoz
>
>"El Quijote es una novela psicopatológica protagonizada por un enfermo 
>mental".
>Así de categórico se muestra el psiquiatra Francisco Alonso Fernández 
>cuando se
>refiere a una de las obras literarias más geniales de todos los tiempos y en
>torno a la cual gira su libro El Quijote y su laberinto vital, de inminente
>publicación. A buen seguro, la obra de este catedrático complutense y miembro
>de la Real Academia Nacional de Medicina abrirá la puerta a la polémica entre
>quienes defienden la perspectiva puramente literaria y simbólica de la locura
>del hidalgo castellano y quienes, como él mismo, creen firmemente que 
>Cervantes
>hizo el esfuerzo consciente de describir de forma realista el 
>comportamiento de
>alguien con una enfermedad psiquiátrica muy concreta.
>
>La idea es atrevida, cuesta rendirse a ella. Desde nuestra perspectiva de
>ciudadanos del siglo XXI, resulta difícil aceptar que el personaje literario
>más conocido de toda la Historia de la literatura estuviera tan trastornado
>como asegura este psiquiatra. Cuatro siglos de glorificación cervantina 
>nos han
>llevado a pensar en Don Quijote como un héroe idealista, libre hasta la médula
>y dotado de una imaginación prodigiosa, y no como en un enfermo mental al que
>cualquier profesional de la psiquiatría podría hoy en día diagnosticar, tratar
>e incluso curar.
>
>Sin embargo, según el doctor Alonso Fernández, Cervantes era plenamente
>consciente de lo que estaba describiendo cuando emprendió la aventura de
>escribir su obra maestra. "Había conocido a muchos enfermos mentales en el
>manicomio de Sevilla y además, él mismo debió ayudar en ocasiones a su padre,
>que era un cirujano barbero. También es posible que se inspirara en un
>personaje real que vivía en Argamasilla de Alba y que se llamaba Domingo
>Pacheco. Lo cierto es que todos los psiquiatras que tenemos cierta experiencia
>hemos visto a enfermos mentales muy parecidos al hidalgo Alonso Quijano (y 
>digo
>Alonso Quijano porque Don Quijote es un usurpador, puesto que le birló el
>estrellato y el protagonismo a Alonso Quijano, y hasta la gloria a 
>Cervantes)",
>asegura Alonso.
>
>Con nombre y apellido. Una vez aceptada la idea de que Don Alonso Quijano
>padecía una enfermedad mental, llega el momento de preguntarse cuál. 
>¿Neurosis?
>¿Esquizofrenia? ¿Ideas obsesivas en torno al tema de la necesidad de
>administrar justicia y ayudar a los pobres y a los débiles? El trastorno
>bipolar —lo que antes se llamaba trastorno maníaco-depresivo— es la opción por
>la que se inclina Francisco Alonso Fernández.
>
>Este mal —que padece el 2% de los españoles, unas 800.000 personas, según la
>Asociación de Bipolares de Cataluña— consiste en cambios muy notables en el
>estado de ánimo que hacen que una persona se sienta extremadamente feliz y con
>el paso de los días sufra de depresión. Es decir, oscila entre dos polos
>opuestos: la manía o el sentimiento exagerado de bienestar y la depresión.
>
>Según Alonso, el delirio de grandeza que sufre el hidalgo manchego —creer que
>es el mejor caballero andante del mundo— le conduce a una metamorfosis que
>transforma su personalidad. El hidalgo Alonso Quijano se convierte en el
>caballero Don Quijote y cambia de rasgos psíquicos, sociales e incluso 
>físicos,
>porque el protagonista se siente más fuerte, más poderoso, más noble y más
>importante a raíz de la misma. Por otra parte, el Don Quijote que acaba de
>nacer sufre delirios que no sólo le transforman a él, sino también al 
>mundo que
>lo rodea. El ventero se convierte en alcaide de un castillo, los molinos en
>gigantes, la bacía de barbero en un yelmo finísimo...
>
>"Entonces surge un cuadro hipomaníaco dominado por el delirio", explica 
>Alonso.
>Pero, además, añade, "estos cuadros generalmente van asociados a fases
>depresivas. Es entonces cuando podemos hablar de trastorno bipolar. Los rasgos
>depresivos y melancólicos de Don Quijote se ven, por ejemplo, cuando va a 
>hacer
>penitencia a Sierra Morena o durante la ensoñación que experimenta en la cueva
>de Montesinos. En el primer caso, canta y da volteretas, pero también llora,
>reza compulsivamente, tiene muchos sentimientos de culpa y se somete a
>mortificaciones físicas. En la cueva de Montesinos la situación no puede ser
>más tétrica: hay cortejos de muertos que desfilan y aparece un difunto
>desprovisto de corazón. Sin embargo, Don Quijote sufre un sorprendente cambio
>en su conducta cuando sale de allí. Le han dicho que él es el único capaz de
>deshacer el encantamiento que hay en la cueva, pero al abandonarla se 
>olvida de
>todo y no se propone volver a ese lugar. ¿Qué ocurre? Pues que cuando sale
>fuera del mundo depresivo de la cueva de Montesinos se siente apático,
>descorazonado y confuso. En resumen, se encuentra mucho más cerca de la
>depresión que de la hipomanía. Esa alternancia es típica del trastorno
>bipolar", afirma Alonso.
>
>El tópico de que los libros de caballerías fueron la causa de la locura del
>Quijote no es compartido por los expertos en psiquiatría, quienes opinan que,
>por regla general, nadie enferma por leer de forma compulsiva. En todo 
>caso, el
>hecho de obsesionarse por la lectura podría ser un aviso de que algo va
>mal. "La ofuscación de Don Quijote con los libros más bien puede tomarse como
>un síntoma, ya que, para poder afrontar la adquisición de más y más novelas de
>caballerías, vende muchas de sus tierras. En la hipomanía hay tendencia a
>desprenderse de propiedades y a realizar grandes gastos".
>
>El estilo de vida de Alonso Quijano podría considerarse, asimismo, un caldo de
>cultivo ideal para la gestación de su especial locura. "Vivía una existencia
>aletargada, casi vegetante, frustrante, podríamos decir que sufría de un 
>enorme
>vacío existencial. Entonces se produce la hipomanía, la exaltación de la
>fantasía, y se transforma en caballero, justo lo que él había soñado toda su
>vida", indica Alonso. Para colmo, su entorno humano más cercano no colabora,
>precisamente, a que mantenga la cabeza en su sitio. Temiendo por la cordura de
>Alonso Quijano, el cura y el barbero queman los libros del hidalgo, tapian el
>aposento donde se guardaban y le dicen que un encantador lo ha hecho
>desaparecer todo. Pero, según el especialista, con esta bienintencionada
>maniobra no hacen sino reforzar su delirio .
>
>Alonso Fernández también ha puesto su atención en las famosas 
>alucinaciones del
>personaje. "La distorsión de la realidad que aparece en Don Quijote puede
>obedecer a un trastorno de la vista o del oído, a una enfermedad cerebral o a
>un trastorno propiamente mental. Se confunden molinos con gigantes cuando el
>delirio interno se proyecta hacia el exterior y produce un puñado de
>alucinaciones visuales y auditivas. Pero, a continuación, el brote psicótico
>que ha provocado tal distorsión de la realidad remite y Don Quijote ve los
>molinos tal como son (aunque siga pensando que él tenía razón y que eran
>gigantes)".
>
>Grave psicosis. Don Quijote también confunde personas, como cuando vence al
>Caballero de los Espejos, que es en realidad el bachiller Sansón Carrasco.
>Estos son, según Alonso Fernández, "delirios de falsa identidad, muy 
>estudiados
>en psiquiatría desde hace más de 100 años". Además de la confusión entre
>molinos de viento y gigantes, el episodio más conocido de la obra, hay muchos
>pasajes que expresan con claridad la locura del Quijote, aunque, de entre 
>todos
>ellos, tal vez sea el de las figuras del retablo de Maese Pedro el que resulte
>más revelador. Se trata de unos muñecos que un titiritero ambulante lleva de
>pueblo en pueblo y que representan la historia de Gaiferos y Melisendra. Don
>Quijote los toma por personajes reales, lo que le empuja a destrozar el
>teatrillo del pobre cómico. Si en el episodio de los molinos o en el de los
>batanes la imaginación del hidalgo podría pasar por pura extravagancia, en el
>caso patético de las figurillas del retablo se produce ya una distorsión total
>de la realidad, y ése es uno de los elementos reveladores de una grave
>enfermedad mental psicótica, según el análisis del doctor Alonso.
>
>Hasta el final de la obra continúan las demostraciones de locura de Don
>Quijote, quien sólo recobra la lucidez y la paz durante el breve periodo que
>precede a su muerte. Para Alonso Fernández, éste es uno de los rasgos más
>esclarecedores de la novela. "Es un detalle muy importante que nos revela el
>grado de conocimiento que tenía Cervantes acerca de las enfermedades mentales.
>Don Quijote recobra su identidad cuando sufre una afección febril grave". En
>círculos médicos era sabido, explica el experto, que había trastornos mentales
>que se recuperaban cuando sobrevenía una afección corporal de cierta gravedad,
>sobre todo un proceso febril. "Tanto es así que hasta bien avanzado el siglo
>pasado se provocaba la fiebre para combatir cuadros de tipo hipomaníaco. 
>Era un
>método que se llamaba piretoterapia —terapia por la fiebre—, y es evidente que
>se trata de algo bien conocido por Cervantes", añade. Lo cierto es que en
>medicina muchas veces se conocen los hechos, pero no los mecanismos que los
>originan. "Se sabe que con la fiebre se normaliza el funcionamiento cerebral y
>que la personalidad del paciente experimenta vivencias de preocupación por su
>estado físico que le apartan de su delirio. Hay dos factores que motivan la
>recuperación de la salud: la preocupación por algo real, es decir, por la
>enfermedad física, y el factor biológico consistente en que la fiebre modifica
>el funcionamiento cerebral y puede llevarlo a un cauce de normalidad. 
>Realmente
>es algo asombroso, y el gran acierto de Cervantes es la descripción que 
>hace en
>el caso de Don Quijote. Seguramente el autor no sabía cuál era la razón de que
>tras la fiebre se produjera la recuperación de la salud mental, pero, en 
>cuanto
>a la terapia, acertó de pleno", explica Alonso.
>
>Más locos. Don Quijote no es el único loco dibujado por la pluma de Cervantes.
>El Licenciado Vidriera, uno de los protagonistas de las Novelas ejemplares,
>creía que su cuerpo estaba hecho de cristales que se romperían si alguien lo
>tocaba. El desdichado caminaba por el centro de las calles y miraba a los
>tejados con pavor, temiendo que le cayera una teja encima y le matase. En una
>ocasión tuvo que trasladarse a Valladolid y fue llevado con todo cuidado 
>dentro
>de un cesto lleno de paja, no fuera a ser que sus carnes se quebraran con
>cualquier pequeño roce. Además de este singular hombre de cristal cervantino,
>otros lunáticos aparecen en las historias intercaladas en el Quijote. Es el
>caso del loco sevillano, un licenciado recluido en el Hospital de los 
>Inocentes
>(el manicomio de Sevilla). En su locura, llega a pensar que en realidad está
>cuerdo, hasta tal extremo que casi convence de ello al capellán del centro,
>quien está a punto de liberarlo.
>
>Pero no es Cervantes el primero en tratar el tema de la enfermedad mental en
>sus obras. Antes de su Quijote habían visto la luz el Elogio de la locura, de
>Erasmo, el Orlando furioso, de Ariosto, y el anónimo Amadís de Gaula, obras
>que, probablemente, le sirvieran de inspiración.
>
>Alonso Fernández cree que no es casual que Don Quijote de la Mancha se
>publicara en 1605. "En esos momentos había un contexto psiquiátrico
>verdaderamente excepcional debido a varias razones. En primer lugar, existía
>una red de ocho hospitales psiquiátricos distribuidos por toda España, lo que
>constituye algo único en su época. De hecho, el primer centro psiquiátrico del
>mundo se creó en 1409 en Valencia y luego, entre el siglo XV y el XVI, se
>hicieron siete más en otras ciudades. Además, y esto es lo más importante,
>España era el único país donde se pensaba que el trastorno mental era una
>auténtica enfermedad, hasta cierto punto, un proceso del cerebro. Para 
>ilustrar
>el momento, yo suelo poner como ejemplo lo que sucedió a principios del siglo
>XV cuando se celebró el Compromiso de Caspe. La corona de Aragón no tenía
>sucesor y se convocó a los parlamentarios de Aragón, Cataluña y Valencia para
>que eligieran un nuevo rey. El representante valenciano sufrió una afección
>vasculocerebral y se abrió un expediente para ver si se trataba de una
>simulación o de una auténtica enfermedad. Lo significativo es que no se habló
>de hechizos ni de posesiones, en un momento en que en Centroeuropa se estaban
>quemando todavía a muchas mujeres acusadas de brujería". Asimismo, en el
>Quijote no aparece ninguna referencia a que el trastorno del protagonista 
>pueda
>deberse a hechizos o a que pueda ser sanado mediante exorcismo.
>
>Para el autor de El Quijote y su laberinto vital, durante los siglos XV y XVI
>España vive una especie de Edad de Oro de la psiquiatría, ya que en dicho
>periodo se mantiene una concepción naturalista de la enfermedad mental. Sin
>embargo, explica, "más adelante se produciría un claro retroceso. Lo prueba un
>hecho como que a Carlos II, que era un auténtico enfermo mental, se le tuviera
>por hechizado".
>
>Curiosamente, y a pesar de lo conocido y concreto que es su caso, la famosa
>locura de Alonso Quijano no parece haber tenido demasiados seguidores 
>entre los
>locos que se creen personajes históricos, cuyo modelo con mayor repercusión
>sigue siendo Napoleón. A pesar de todo, Alonso Fernández asegura haberse
>encontrado con muchos pacientes psicomaníacos parecidos a Don Quijote. 
>"Incluso
>me he encontrado con un enfermo de La Mancha que tenía transformación de la
>personalidad y se presentaba a sí mismo como si él fuera Don Quijote de la
>Mancha. Sin embargo, a un enfermo así no se le trata como si fuera el Quijote.
>Si un paciente llamado Pedro Pérez se cree Napoleón, nosotros tratamos a Pedro
>Pérez, no a Napoleón". En el caso del Quijote, explica el experto, lo curioso
>es que Cervantes parece transmitir a los lectores, en una suerte de juego, la
>mismísima alucinación de Alonso Quijano. Porque, vamos a ver: ¿Hay algún
>personaje más real, epítome de lo español y sinónimo de todos nosotros que el
>Quijote?
>
>"El Quijote y su laberinto vital" (Ed. Antropos), Francisco Alonso Fernández.
>Sale a la venta el próximo mes de junio.
>
>
>
>
>
>
>Así le tratarían en el siglo XXI
>
>
>Según el Dr. Alonso Fernández, mediante una serie de medicamentos llamados
>psicorreguladores o psicoestabilizadores, de los cuales el más conocido es el
>carbonato de litio, aunque hay otros que también se pueden utilizar, como la
>carbamazepina, el valproato, la gabapetina o el topiramato. Generalmente, se
>emplean uno o dos, dependiendo del cuadro clínico. En el caso del Quijote, 
>dada
>su avanzada edad y teniendo en cuenta que presentaba un cuadro hipomaníaco,
>seguramente se elegiría el valproato, medicamento que contribuye a estabilizar
>al enfermo en un estado de equilibrio (las personas con trastorno bipolar
>parecen moverse en tres direcciones distintas: la línea de la exaltación, que
>es la franja hipomaníaca, la línea normal y la línea baja o depresiva). El
>empleo de psicofármacos llevaría asociada una terapia psicológica. Habría que
>establecer unos lazos de comprensión con Don Quijote. Lo que estaría
>contraindicado, como en todos los delirios, sería apoyar su visión
>distorsionada de la realidad, es decir, darle la razón. No deberíamos intentar
>calmarle apoyando su idea de que es un caballero andante –como hizo Sansón
>Carrasco–, ya que si a un paciente como Don Quijote le diéramos la razón, el
>delirio se afianzaría aún más. Alonso Fernández insiste en que el terapeuta
>intentaría comprenderle y llevar la conversación a los momentos anteriores 
>a la
>locura, con el fin de hacerle comprender la transformación que se ha 
>operado en
>él, pero sin enfrentarse abiertamente con el delirio, porque “los delirantes
>son como los fanáticos: dividen el mundo en dos partes, los que le llevan la
>corriente, que son sus amigos, y los que se oponen, que son sus enemigos”.
>Respecto a la posibilidad de que Don Quijote siguiera su tratamiento en La
>Mancha, donde al fin y al cabo tenía una buena red de apoyo social gracias al
>cura, al barbero o al bachiller, sería posible siempre que se organizara el
>entorno y se intentara que tanto el ama y la sobrina, como sus vecinos y 
>amigos
>lo comprendieran y no recurrieran a disfraces ni engaños. En cambio, en el
>Quijote apócrifo de Avellaneda, al hidalgo lo ingresan en el hospital
>psiquiátrico de Toledo, conocido como la Casa del Nuncio, pero lo hacen
>mediante engaños, lo cual no resultaría, hoy por hoy, una terapia nada
>recomendable.
>
>
>Sus otros analistas
>
>Sigmund Freud. El padre del psicoanálisis admiraba tanto a Cervantes que
>estudió español sólo para leer el “Quijote” en su idioma original. Otra de las
>novelas cervantinas que le fascinaban era “El coloquio de los perros”, una de
>las obras incluidas en las “Novelas ejemplares”. En ella, dos canes que han
>recibido repentinamente el don del habla se intercambian experiencias y
>reflexiones y comentan los recuerdos que guardan en el fondo de la memoria y
>que sólo de tarde en tarde salen a la luz. Freud comentó posteriormente que
>muchos de los conceptos desarrollados en su teoría del psicoanálisis los debía
>a sus lecturas de las obras cervantinas y reconoció abiertamente que las ideas
>del escritor español ejercieron gran influencia sobre él. Carlos Castilla del
>Pino. Acaba de publicar su último libro, “Cordura y locura en Cervantes” (Ed.
>Península), donde analiza al Quijote desde el punto de vista de la 
>psiquiatría.
>Castilla del Pino asegura que la palabra locura aparece 182 veces en toda la
>obra cervantina. En su opinión, lo único que pretendió Cervantes fue reflejar
>los intentos de su personaje por llevar a la práctica lo que deseaba en su
>fantasía. Su perspectiva es diametralmente opuesta a la de Alonso
>Fernández: “El novelista hace lo que le da la gana con sus personajes de
>ficción y no podemos atribuirles una categoría diagnóstica”.
>
>
>Hoy no llamaría tanto la atención
>
>La edad del Quijote. El hecho de que un viejo de 50 años (la edad de Alonso
>Quijano cuando pierde el juicio) acometa las aventuras que se narran en la
>novela constituía un motivo de asombro para los lectores de la época. Tengamos
>en cuenta que, en esa época, la esperanza media de vida se situaba en los 30
>años y sólo el 10% de la población llegaba a los 60. Hoy, sin embargo, se
>considera que un hombre de 50 años está en el ecuador de su vida.
>Su “novelomanía”. Que Alonso Quijano dilapide su patrimonio comprando novelas
>de caballería no llamaría demasiado la atención de sus vecinos en un mundo, el
>actual, donde la adicción al consumo es norma. Uno de cada tres europeos es
>adicto a las compras. Si viviera hoy, el hidalgo siempre podría pedir ayuda a
>los “spender-menders”, colectivos de autoayuda similares a los Alcohólicos
>Anónimos. Su sed de fama. Desde su “nacimiento”, Don Quijote aspira a la
>gloria, a convertirse en personaje literario. Pese a carecer de tan buenos
>propósitos como el hidalgo manchego (hacer el bien, impartir justicia), las
>encuestas revelan que un 20% de los jóvenes españoles está decidido a ser
>famoso, y hoy por hoy nadie se espanta de ver a ciudadanos que no tienen nada
>en especial que contar convertirse en estrellas de “reality shows”. Así que lo
>de Don Quijote no asustaría a nadie... La extravagancia. “En la vida 
>actual, en
>el mundo de la política o de las finanzas, hay gente que se comporta de una
>forma muy rara y sin embargo nadie les tiene por locos”, sale en defensa del
>Quijote el escritor Luis Goytisolo, quien no cree en la locura del
>hidalgo: “Aunque al principio se le presenta como un loco al que se intenta
>curar, según va avanzando en la novela el lector empieza a dudar de que se
>trate de un loco, pues actúa con una cordura extraordinaria. Más bien diríamos
>que se va convirtiendo en una persona extravagante”.


ATOM RSS1 RSS2