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Coloquio Cervantes

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Subject:
From:
"A. Robert Lauer" <[log in to unmask]>
Reply To:
A. Robert Lauer
Date:
Fri, 14 Oct 2005 12:59:52 -0500
Content-Type:
multipart/alternative
Parts/Attachments:
text/plain (3444 bytes) , text/html (3710 bytes)

>Date: Fri, 14 Oct 2005 16:51:27 +0200
>From: Edition Reichenberger <[log in to unmask]>
>Subject: Coloquio Cervantes
>To: [log in to unmask]
>
>
>La sátira: género literario respetable
>
>
>
>
>
>En los grandes manuales, por lo general, la sátira es tratada con 
>desprecio. Tal tratamiento nos parece incompetente, por lo menos 
>insuficiente con respecto a las realidades, o sea, para comprender de 
>manera adecuada las obras de Cervantes, sobre todo el Coloquio de los 
>perros, donde el tema de la murmuración tiene un papel muy divertido y, 
>naturalmente, con respecto al Quijote, donde es casi omnipresente. Por 
>ello, vale la pena analizar este complejo detalladamente.
>
>Primero.
>
>La sátira, o mejor dicho, tratar un asunto de modo satírico, es un 
>proceder extremadamente eficaz.
>
>Segundo.
>
>En cuanto a su dimensión moral, este proceder es básicamente indiferente. 
>Su valoración depende del caso particular y de las circunstancias en las 
>que un autor se sirve de procedimientos satíricos: si ataca injusticias, 
>abusos o actos escandalosos, la sátira está ciertamente justificada. Pero 
>no lo es, si un rival político o un individuo lleno de rencores envidiosos 
>la aplica para ennegrecer acciones necesarias e incluso salutíferas al 
>bien común de la república.
>
>             Aplastar a los oponentes de tales injusticias de la forma más 
> vehemente imaginable, o sea, aplicando estilemas satíricos, no es 
> solamente permitido, sino incluso muy apreciable. Una inconsiderada 
> condena en bloc de la sátira no es solamente inadecuada, sino sumamente 
> perjudicial.
>
>Tercero.
>
>Para enunciar un veredicto satírico, un autor puede hablar abiertamente, 
>sin rodeos o alusión alguna. Sin embargo, en situaciones peligrosas, puede 
>también en vez de recurrir a la expresión literal, aplicar una figura 
>alegórica, destinada a ser descifrada por el „discreto lector“. Esto, 
>exactamente, Cervantes lo hace en el Quijote, en los episodios que atacan 
>las manipulaciones financieras del joven Felipe III, que posibilitaban las 
>fiestas de la corte pero arruinaban las fortunas privadas de los 
>ciudadanos. En otras palabras, el título que aparentemente escandalizó a 
>tantos cervantistas: Cervantes, ¿un gran satírico?, no tiene nada de 
>difamación, sino que evoca a un héroe de armas y letras que combate las 
>injusticias de los grandes y poderosos, descuidando los riesgos mortales 
>que corre con sus sátiras más que justificadas.
>
>K.R.
>
>Nota
>
>Con respecto al uso genial del sentido alegórico, compárese el libro 
>excelente de Alicia Parodi, Las Ejemplares: una sola novela. La 
>construcción alegórica de las Novelas ejemplares de Miguel de Cervantes. 
>Buenos Aires: Universidad de Buenos Aires 2002, 234 pp. y la introducción 
>de Juan Diego Vila, en concreto las  observaciones a los cuatro sentidos 
>de ciertos textos: Parodi – como buena filóloga – tiene presente que una 
>narración, un cuadro o un conjunto arquitectónico reputado de alegórico 
>bien puede suscitar un sentido literal y que uno y otro sentido – 
>recordemos el sensus quadruplex de Rábano Mauro y el distico mnemotécnico 
>de Agustín de Dacia:
>
>Littera gesta docet, quid credas allegoría
>
>Moralis quid agas, quo tendas anagogia
>
>pueden convivir en perfecta harmonía (o.c., p. 20).


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